Un día cualquiera de 1975, 250.000 personas se presenciaron en el Departamento de Educación Pública de México con la intención de matricularse en clases de alfabetización para adultos. La causa de esta movilización masiva no fue ni un edicto político ni un fenómeno de psicosis colectiva. La noche anterior, millones de mexicanos se habían conmovido ante el televisor, viendo un episodio de la telenovela Ven Conmigo de Televisa, en el que un abuelo logra terminar el colegio y, en plena ceremonia de graduación, rompe a llorar cuando logra leer las cartas que había estado recibiendo de su nieta.
Así nació la ciencia del edutainment, el uso del entretenimiento con contenido social para promover cambios de comportamiento en el espectador. Son esos documentales, canciones u obras teatrales que nos enganchan con sus versos y tramas, con los que aprendemos cosas nuevas, nos sensibilizamos y, sobre todo, saltamos a la acción. Son esas historias que nos convencen a transformar nuestra realidad.
En Latinoamérica, la reina del entretenimiento es la telenovela, por lo que son muchos los artífices de política que trabajan de la mano de productores, escritores y creativos de los más exitosos culebrones. Tan sólo en México, las telenovelas creadas por Miguel Sabido para Televisa en las décadas de los 70 y 80 tuvieron mucho que ver en la reducción del 34% en las tasas de natalidad del país. México aprendió sobre el uso de métodos anticonceptivos y la planificación familiar gracias a dramas como Nosotras las Mujeres, Por Amor y Los Hijos de Nadie.
Más recientemente, en Brasil, un estudio realizado por el BID en 2008 demostró que las telenovelas de la Red Globo tuvieron un impacto del 7% en la reducción de la fertilidad. Muchas de las espectadoras brasileñas comenzaron a imitar el estilo de vida de sus personajes favoritos, en el que el 72% de las protagonistas femeninas no tenía hijos y el 21% tenía uno. En un par de décadas, las familias brasileñas dejaron de ser numerosas con un promedio de 6 hijos para tener sólo 2.
En España, millones de niños como yo aprendimos valores como la amistad o el trabajo en equipo con los muñecos de Barrio Sésamo (Sesame Street en Estados Unidos) y miles de mujeres decidieron emprender profesiones tradicionalmente masculinas gracias a series como Anillos de Oro. En la actualidad, series reality como MasterChef están creando afición a la cocina entre miles de niños y adultos.
A menor escala pero con gran impacto, organizaciones como Population Services International en Bolivia, Puntos de Encuentro en Nicaragua o Soul City en Sudáfrica usan el poder seductor de las series radiales para influir en patrones de comportamiento relacionados con temas como la violencia doméstica, la trata de personas o la transmisión del VIH/SIDA. Muchos jóvenes se identifican e imitan las acciones de los personajes de estas radionovelas, en ausencia de otros referentes en su propia comunidad.
Si bien existen ejemplos sorprendentes como el que abre este artículo, lograr cambios de conducta no suele ser tarea de un día. Los expertos en desarrollo usan el edutainment como una estrategia a largo plazo dentro un abanico más amplio de opciones. Estos productos suelen usarse como “ganchos” para iniciar conversaciones más profundas con pequeños grupos, o como expresiones artísticas de las propias comunidades para celebrar lo aprendido y propagar los mensajes. El proceso de entretener, informar, concienciar y finalmente convencer para entrar en acción es largo y tortuoso, pero cuando se realiza de forma planificada y sostenida, los resultados puedes ser fascinantes. El entretenimiento puede mejorar vidas.
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