Esta semana nos dejaba Milan Kundera (1929-2023), escritor checo afincado en París que se convirtió en una de las figuras más influyentes de la literatura contemporánea.
La obra de Kundera se caracteriza por su profundidad psicológica, reflexión filosófica y un estilo narrativo fragmentado. Por ejemplo, en su obra maestra «La insoportable levedad del ser» (1984), Kundera explora las relaciones humanas y la identidad de dos parejas en el contexto de la ocupación soviética de Checoslovaquia en 1968.
Nadie puede renunciar a la totalidad de su vida por un solo error o un solo amor. Porque la vida no es una novela de aventuras en la que cada episodio sucede de manera lógica y concluye con un punto final claro. La vida es un flujo, un constante ir y venir, un tejido complejo de momentos que se entrelazan y se entrelazan sin cesar (…)
La levedad de ser radica en la capacidad de aceptar esa incertidumbre, de abrazar la complejidad de nuestras vidas y reconocer que no existe una única verdad o un único camino. Cada instante es único, irrepetible, y es en ese instante donde encontramos la verdadera libertad.
Así, la insoportable levedad del ser no es una carga que debamos llevar, sino una invitación a vivir plenamente, a explorar todas las facetas de nuestra existencia, a amar sin miedo y a abrazar la belleza y la fragilidad de cada momento.»
Introspección y Fragmentación
En la novela, Kundera intercala la narración principal con digresiones filosóficas, reflexiones y analepsis que ofrecen una perspectiva más amplia y profunda sobre los personajes y los temas que aborda. De esta forma, el narrador no sigue una estructura cronológica lineal y los saltos temporales ocurren frecuentemente, creando una sensación de fragmentación.
Además, Kundera incorpora episodios breves e independientes que funcionan como microhistorias dentro de la narrativa principal. Estos fragmentos, a menudo, no siguen un orden lógico y pueden parecer desconectados inicialmente, pero se entrelazan temáticamente para construir un mosaico de significado más amplio.
«Cuando Tereza volvió a Praga, se encontró en medio de un desfile militar. Los soldados marchaban paso a paso, al ritmo del estruendo de la banda de música, y ella caminaba a su lado, junto a la multitud, sin poder avanzar ni retroceder. La calle se estiraba en una línea interminable, y Tereza se sintió atrapada en un tiempo inmóvil. Todo se mezclaba: las notas de la música, las banderas ondeando al viento, los rostros de los soldados sin nombre.
Pero, de repente, un recuerdo fugaz la sacudió. Recordó una tarde en el campo, cuando era niña, persiguiendo mariposas. La imagen de su madre en el prado, con los brazos extendidos y una sonrisa en el rostro, se mezcló con el desfile militar y se convirtió en un collage de momentos. ¿Cómo era posible que su vida estuviera compuesta de fragmentos tan disímiles y sin conexión aparente?
La levedad de la existencia se revelaba en esos instantes, en la falta de continuidad y coherencia. Tereza se sentía atrapada en un laberinto de fragmentos, donde cada paso la alejaba más del todo. No había un hilo conductor que uniera los momentos, solo la sensación constante de estar suspendida en un tiempo fragmentado.
Contexto Histórico y Pensamiento Filosófico
A pesar de esta fragmentación, la obra de Kundera está influenciada por el contexto histórico y político de la Europa del siglo XX. Muchas de sus novelas abordan temas relacionados con el comunismo, el totalitarismo y la opresión política. También reflexiona sobre el impacto de la historia en la vida de las personas y cómo las circunstancias históricas pueden dar forma a las experiencias individuales.
En «La lentitud» (1995), por ejemplo, Kundera explora el tema del ritmo de la vida moderna y cómo influye en nuestras relaciones personales. A través de múltiples narradores y líneas argumentales, el autor reflexiona sobre la importancia de la lentitud y la reflexión en un mundo acelerado.
«El cuerpo humano es hecho para movernos, para sufrir, para luchar, para hacer el amor; es por eso que la vida es un desastre para los paralíticos, para los enfermos crónicos, para los amantes. Sin embargo, esa verdad física se ha vuelto inaceptable en el siglo XX: el siglo que ha dicho no al sufrimiento. El cuerpo humano es el lugar donde el mal se hace evidente, se muestra y aflige, y donde se cura y desaparece. Pero al mismo tiempo, el cuerpo es la morada del alma, su alegría y su templo. La carne es el humus del espíritu, el alimento y el sustento del amor.»
Volviendo a la principal reflexión filosófica de «La insoportable levedad del ser» (1984), Kundera desafía el concepto de ¨recurrencia eterna¨ (la idea de que el universo y sus eventos ya han ocurrido y se repetirán ad infinitum), y propone que cada persona tiene una sola vida para vivir donde lo que ocurra pasa una sola vez, de ahí la «levedad» del ser.
Cuanto más pesada es la carga, más cerca nuestras vidas se acercan a la tierra, más reales y verdaderas se vuelven. Por el contrario, la absoluta ausencia de carga hace que el hombre sea más ligero que el aire, que se eleve a alturas, se despida de la tierra y su existencia terrenal, y se vuelva solo medio real, sus movimientos tan libres como insignificantes. ¿Qué deberíamos elegir entonces? ¿Peso o ligereza?…
Cuando queremos expresar una situación dramática en nuestras vidas, tendemos a usar metáforas de pesadez. Decimos que algo se ha convertido en una gran carga para nosotros. O bien soportamos la carga o fracasamos y nos hundimos con ella, luchamos con ella, ganamos o perdemos. ¿Y Sabina? ¿Qué le había sucedido? Nada. Había dejado a un hombre porque sentía que debía hacerlo. ¿La había perseguido? ¿Había intentado vengarse de ella? No. Su drama no era un drama de pesadez, sino de ligereza. Lo que le había tocado no era la carga, sino la insoportable levedad del ser.
1 Comentario
Sin duda alguna un gran escritor, sus novelas magníficas que invitan a pensar y analizar todos los actos de nuestra existencia, aunado a esto las circunstancias del entorno social, y sobre todo la época que le tocó vivir. Me encanta su libro, la insoportable levedad del ser, un libro magnífico, después ví la película y sin duda me encantó mucho.