Ya te lo había prometido: volvería para darte algunas pautas sobre cómo dar una presentación memorable y dejar a tu público entusiasmado, no solo por el contenido de tu ponencia, sino por tu pericia como orador que encandila a las masas.
Si te pasa como a mí, te sientes igual que Gary Cooper en Solo Ante el Peligro a la hora de salir a un escenario: con mucho miedo y sensación de soledad, pero con ganas de vencer a los forajidos y largarte del pueblo tan pronto como sea posible con tu chica, que en este caso es una audiencia exigente que tienes que conquistar y meterte en el bolsillo.
Para controlar los nervios sobre el escenario, no hay mejor fórmula que ensayar, ensayar y volver a ensayar. De hecho, te recomiendo que practiques en voz alta tu presentación un mínimo de siete veces, y que reclutes a algún colega de oficina, amigo o familiar para que te sirva de audiencia improvisada durante las prácticas. Y si no encuentras a nadie con quién ensayar, no entres en pánico, también puedes hacerlo solo ante el espejo.
Si tienes la oportunidad, hacer ejercicio hasta doce horas antes de salir a la palestra te relajará, así como llegar al lugar de tu presentación con al menos una hora de antelación, para familiarizarte con el ambiente, tu lugar en el escenario, y la distancia con el público.
Si no quieres ser un Gary Cooper sin balas en las pistolas, es fundamental que pruebes in situ todos los elementos audiovisuales de tu presentación, para minimizar el riesgo de fallos técnicos cuando llegue la hora de la verdad. Lleva tu presentación en varios formatos y dispositivos, y reducirás el riesgo de infarto.
Por fin ha llegado el momento de salir al escenario. ¡Recuerda siempre que importa tanto lo que dices como la manera en que lo dices! Vístete de acuerdo con tu marca y tu audiencia, pero siempre con ropa cómoda, cuidada y planchada (nada de grandes estampados o colores estridentes). Sonríe o al menos ten una expresión facial relajada desde el inicio, y sé tú mismo durante la presentación – por ejemplo, si hablas normalmente moviendo las manos, úsalas también como recurso de apoyo. Eso sí, ten cuidado de gesticular de forma exagerada para enfatizar puntos. Y si vas a caminar sobre el escenario, que tus movimientos sean siempre controlados y espaciados; no marees al público.
Durante tu charla, el contacto visual con toda tu audiencia es fundamental, así que evita mirar al suelo o hacia el cielo. Te remiendo también que selecciones tres puntos del público en la sala, uno a la derecha, uno en el centro, y uno a la izquierda, a quien dirigirte de forma intercalada durante tu presentación. Cuando estés dando la presentación, habla despacio y claro; recuerda que estás hablando tanto a la persona de tu audiencia en la primera como en la última fila.
Ten cuidado también con estos posibles tropezones:
- Las muletillas de lenguaje, como “eehh” o “huuumm”. Solo las evitarás si eres consciente de ellas y las corriges durante ensayos.
- No cruces los brazos o las manos; también evita meterte las manos a los bolsillos. Y si estás sentado, no cruces las piernas. Todas estas señales corporales te hacen menos accesible a tu público.
Cuantas más presentaciones des, más experiencia ganarás en mantener la atención de tu público a lo largo de toda la presentación. Descubrirás el poder de las pausas o silencios en lugares estratégicos para mantener la tensión en tu relato, así como la importancia de encontrar momentos de distensión con el uso del humor o las anécdotas.
Al abrir tus presentaciones, y para no convertirte en un cliché, puedes sustituir el tradicional saludo de “buenos días” o “buenas tardes”, por una pregunta provocadora, una cita de alguien célebre, o contando una historia personal. Estas estrategias te ayudarán a conectar con tu audiencia.
Pero tal vez donde más ayuda necesitamos todos es en el cierre efectivo de nuestras presentaciones. Es importante que, antes de concluir, pienses si has cubierto todo lo que te habías propuesto al inicio. Para concluir la presentación con éxito, memoriza muy bien la última frase que darás al público. Puede ser una llamada a la acción, una resolución a la anécdota o historia personal que mencionaste al principio, una conclusión que repita tu mensaje principal, o una nueva idea o pregunta que quieras dejar abierta para una futura cita con tu público.
Si sigues estas recomendaciones, es muy probable que tu audiencia te premie con el aplauso.
Comentarios