En la gala de los Oscars de 2013, Cate Blanchett dio uno de mis discursos favoritos de la noche al recibir la dorada estatuilla por su papel protagonista en la película Blue Jasmine. En esta cinta de Woody Allen, Blanchett interpreta a una mujer venida a menos que tiene problemas ajustándose a su nueva realidad. Es, sin duda, todo un triunfo para la actriz australiana, que aparece en más del 85% del metraje de la película y que, en una escena conmovedora que no revelaré aquí, hizo que derramara más de una lagrimilla.
Ante trabajo de tal calibre, sorprende escuchar a Blanchett decir que las películas protagonizadas por mujeres siguen siguiendo consideradas un “nicho” en Hollywood por el que pocos estudios apuestan, al no atraer el dinero y la audiencia de otras producciones. Y si bien hay señales de que eso está cambiando – para muestra la excepcional interpretación de Sandra Bullock en Gravity, otra de las nominadas, que ha recaudado 700 millones de dólares en los cines de todo el mundo – me picó la curiosidad de investigar hasta qué punto las mujeres no han tenido una representación justa en la gran pantalla.
El New York Times nos daba algunas pistas en un artículo reciente. Los candidatos a mejor actor a los Oscars de 2013 aparecían un promedio de 85 minutos en pantalla, frente a los 57 minutos de las mujeres candidatas a mejor actriz. Y mientras la mayoría de los actores nominados marcaban la trama de las cintas que protagonizaban, las mujeres en papeles protagonistas asumían un rol más pasivo, como conectoras de diversas historias y personajes
¿Sería este desbalance una anécdota aislada de las películas del pasado año o una tendencia? Según datos del Gender Institute on Gender in Media, un centro de investigación fundado por la actriz Geena Davies, el porcentaje de personajes femeninos en el cine y la televisión estadounidense no ha cambiado desde la Segunda Guerra Mundial. Sí, ha leído bien: desde 1946, con todo lo que creemos haber avanzado en los temas de igualdad de género, solo el 25% de los papeles en Hollywood son interpretados por mujeres.
Pero ahí no queda la cosa. La probabilidad de que esas actrices aparezcan ligeritas de ropa es casi cuatro veces superior que la de los hombres. Las heroínas de estas películas, además, suelen ser personajes a la sombra de héroes masculinos, y son contadas las ocasiones en las que aparecen como mujeres en posiciones de liderazgo. De 2006 a 2009, ni un solo personaje femenino en películas aptas para todos los públicos fue médico, abogada, lideresa política o jefa de empresa.
Si esta distorsión en el cine y la televisión ha sido tan sostenida en el tiempo, y dada la influencia que estos medios de comunicación tienen en nuestra cultura, cabe preguntarse si las niñas de hoy encuentran suficientes modelos para aspirar a ser heroínas y líderes en sus propias vidas ¿Pueden ellas llegar a ser lo que no ven? Va a ser poco probable, a no ser que tengamos más Sandras Bullocks metidas en la piel de geniales astronautas.
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