La idea para este artículo nace en un teatro de Montreal. En el escenario cuelgan tres enormes pancartas con el nombre de la banda que está a punto de actuar: Bears of Legend. Mi mente traduce el nombre mecánicamente al español, pero ¿por qué un grupo musical ha elegido llamarse Osos de Leyenda? Razono que la banda, cuyas raíces se encuentran en el entorno rural, se debe haber inspirado en uno de los animales más majestuosos de los bosques canadienses.
Pero no, pronto me daría cuenta de mi error. Los siete componentes del grupo saltan al escenario acompañados de banjos, tambores, violonchelos y acordeones. Visten como si estuvieran en el campo: las chicas con corpiños y largas faldas de volantes, los chicos con pantalones de tirantes y gorras al estilo de los antiguos repartidores de periódicos. Bombillas cilíndricas recrean la luz tenue de un bar, y el pequeño teatro semicircular se reviste de un ambiente íntimo y cálido. Y es cuando la banda empieza a tocar: sus canciones, valses folclóricos con un toque de rock actual, cuentan historias de almas en pena y amores imposibles en alta mar, denominador común de un álbum conceptual titulado Ghostwritten Chronicles (Crónicas Escritas por Fantasmas). Ahora caigo en la cuenta: Bears en este caso no se traduce como Osos, sino por la otra acepción menos común de Portadores de Leyenda.
Al igual que aquellos poetas y músicos medievales que entretenían a las cortes europeas con canciones amorosas y composiciones de tinte político, una nueva ola de músicos se está convirtiendo en los trovadores de nuestra era. Sus canciones cuentan historias épicas, con un bello liricismo y letras cuidadas y poéticas. Su mensaje no es agresivo ni furioso, marcando distancias de la canción protesta de los años 70 o el rap más urbano de los 90. Son himnos que tienden a ser más nostálgicos y esperanzadores, repletos de metáforas, paralelismos y anáforas. Una de las canciones más famosas de Bears of Legend, Stand Up, es una oda a los derechos de las tribus amerindias de Quebec, la única provincia canadiense cuya lengua oficial es el francés:
Who said that my country could be sold?
That we could have lost all that it shares.
Who said that the old man was insane?
That he just won’t ever be the same.I know what they told you
But we’re now behind you.
If God makes you strong tonight,
We’ll stand up for your freedom.
En español, cantautores como Ismael Serrano, o grupos alternativos como Vetusta Morla, representan esta nueva corriente de storytellers. Ismael Serrano alcanzó la fama a finales de los 90 con bellas canciones de autor como Papá Cuéntame Otra Vez y Un Muerto Encierras, en dura crítica al franquismo.
Papá cuéntame otra vez que tras tanta barricada
y tras tanto puño en alto y tanta sangre derramada,
al final de la partida no pudisteis hacer nada,
y bajo los adoquines no había arena de playa.
Vetusta Morla, por su lado, representa un rock alternativo con un toque fantástico (al fin y al cabo, el grupo tomó su nombre de un personaje de la novela icónica de fantasía, La historia interminable). la canción que da nombre a su último disco, La deriva, reivindica el inconformismo y la libertad del individuo, más en aras de la imaginación que en la de la reivindicación.
He escuchado el ritmo de los feriantes
Poniendo precio a mi agonía;
Familias de erizos en sus manos frías.Has tenido pulso para engancharme
Alistado en ejércitos suicidas.
Me adentré en el bosque y no encontré al vigía.Habrá que inventarse una guarida,
No quiero timón en la deriva.
Cada cual que tome sus medidas.
Hay esperanza en la deriva.
En Estados Unidos también podemos encontrar ejemplos de trovadores que hacen honor al folclore del país, pero que saben cómo inyectar un toque contemporáneo a sus composiciones. Melody Gardot, por ejemplo, es una cantante de jazz de Philadelphia que ha impregnado su último trabajo de un góspel y funk retro que aborda temas tan candentes como el de los sin techo o la violencia racista. En Preacherman, Melody nos cuenta el terrible asesinato de Emmet Till en los años 60, uno de los acontecimientos que propulsó el movimiento por los derechos civiles de los afroamericanos, y traza paralelismos con las muertes el año pasado de Michael Brown en Ferguson, Missouri, y Eric Garner en Nueva York.
Ante la intrascendente oferta musical que domina las grandes listas de ventas, la presencia de estos nuevos trovadores es una refrescante alternativa. Te invito a que te dejes seducir por la poesía de sus letras, la profundidad de sus raíces musicales y los mundos reflexivos que construyen sus canciones.
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