Europa se ha rendido ante Nemo Mettler y su “The Code”, una canción triunfadora que representó a Suiza en el festival de Eurovisión este año. Si escuchas la canción en la radio o ves el video del tema ganador es posible que solo repares en lo estrambótico de la vestimenta de Mettler, o en lo pegadizo del tema con su coro de ¨oh, oh, ohs¨ que hoy entona media Europa.
Sin embargo, si escuchas la letra con detenimiento e interpretas la simbología del video, te darás cuenta que esta canción encierra una historia. Es la propia historia de Mettler, que tras años de búsqueda hoy se identifica como ¨no binario¨. La canción es un himno de aceptación y triunfo para aquellas personas que ¨rompen el código¨ y no se sienten ni hombre ni mujer, y entienden el género como algo mucho más diverso.
Esta historia es mi verdad.
Yo fui al infierno y regresé
Para encontrarme en el camino
rompí el código
Oh, oh, oh
Como amonitas
solo le di algo de tiempo
Ahora encontré el paraíso
rompí el código
Oh, oh, oh
Las canciones son poderosos vehículos para contar historias. Su capacidad de crear conexiones emocionales con el público (y a veces entre los propios cantantes) las convierten en el embalaje perfecto para recordar momentos, celebrar logros e incluso reivindicar derechos. “The Code” nos recuerda que muchas personas no encajan en los moldes tradicionales de género, y que las personas ¨no binarias¨ son visibles y merecen respeto en la sociedad.
Otros ejemplos de canciones que encierran historias y que marcaron momentos significativos incluyen a “We Shall Overcome», que se convirtió en un himno del movimiento por los derechos civiles en Estados Unidos en la década de 1960; «La Bamba», que se transformó en un símbolo de la identidad chicana y la integración cultural en Estados Unidos en los años 60; o «Imagine» de John Lennon, un tema que se ha convertido en un himno para la paz y la fraternidad mundial.
Imagina que no hay países
no es difícil de hacer
Nada por lo que matar o morir
Y sin religión también.
Imagina toda la gente
viviendo la vida en paz
Tú puedes decir que soy un soñador
pero no soy el único
Espero que algún día te nos unas
Y el mundo sea como uno
Pero no todas las canciones con historia son tan trascendentales; muchas de ellas simplemente nos conmueven con su mensaje. ¿Quién no recuerda clásicos como ¨Hotel California¨ de Los Eagles o ¨Piano Man¨ de Billy Joel? Los Eagles nos cuentan la historia surrealista de un viajero que llega a un misterioso hotel en California y se encuentra atrapado en él, como una posible alegoría al lado más oscuro del sueño americano (ej. adicciones y otros excesos). Joel, por su lado, nos cuenta la historia de un pianista que toca en un bar todas las noches y donde se encuentran varios personajes.
Beyoncé, en su último álbum de música country, ha reinterpretado ¨Jolene¨. un clásico de Dolly Parton en el que una mujer ruega a otra llamada Jolene que no se lleve a su hombre.
Jolene, Jolene, Jolene, Jolene
Te lo ruego, por favor no te lleves a mi hombre.
Jolene, Jolene, Jolene, Jolene
Por favor, no te lo lleves sólo porque puedes.
Tu belleza no tiene comparación
Con mechones llameantes de castaño rojizo
Con piel de marfil y ojos verde esmeralda.
Tu sonrisa es como un soplo de primavera.
Tu voz es suave como la lluvia de verano.
Y no puedo competir contigo, Jolene
¿Una Historia de 3 Minutos con Música?
Contar historias a través de canciones supone un conjunto de desafíos narrativos que son únicos a las características de estas composiciones musicales.
Por el lado más obvio, existe una limitación de tiempo. A diferencia de una novela o película, una canción tiene un tiempo aproximado de tres minutos para contar una historia completa. Esto requiere que el compositor sea conciso y efectivo en la narración de la historia en tiempo muy ajustado.
Además, la estructura lírica de una canción, que a menudo incluye estribillos repetitivos, puede dificultar la narración de una historia coherente y completa. Esta estructura, que suele seguir un patrón de verso, dificulta el flujo de la historia y el desarrollo de personajes complejos. Así, no es de extrañar que las canciones que encierran historias suelan tener más letra y eviten esos estribillos que rompen el hilo narrativo.
Cada vez son más los intérpretes de canciones con historia que usan la imaginería visual de videoclips o elementos audiovisuales en sus actuaciones para pintar imágenes vívidas en la mente del oyente, ya sea de forma literal o a través de metáforas. Mettler, en su videoclip, usa la imaginería visual de una persona cuya vestimenta cambia cuando se mueve de vagón a vagón en un tren, y en su actuación en Eurovisión se movió sobre un balancín, como alegoría a su lucha entre los géneros masculino y femenino.
En español, algunos de los ¨trovadores¨ más notables incluyen a Mikel Izal, cuyo último trabajo cuenta historias en cada canción, y que como álbum, encierra una historia en sí mismo. En sus propias palabras, ¨es un viaje que recorre un camino de descubrimiento personal que parte desde el Miedo para llegar al Paraíso. En ese trayecto hablo de las emociones que fui transitando y a las que todos nos vamos enfrentando a lo largo de nuestra vida. Hablo simplemente, del ser humano en todas sus formas. ¨
Una de esas emociones hecha canción, La Fe, comienza así:
Demasiadas veces siento
Que no estás ni se te espera
Por fortuna siempre vuelves
Me sorprendes con ideas nuevas
Tan callada, tan ligera
Nunca llamas a la puerta
Hasta que, un día, despierto
Y lo llena toda tu presencia
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