El Balance entre Mostrar y Contar
Por José Luis Lobera • 14/03/2024 • Comunicación, Literatura
Si eres un contador de historias principiante, es posible que hayas escuchado el consejo ¨es mejor mostrar que contar¨.
La distinción entre mostrar y contar es una herramienta narrativa que los escritores utilizan para transmitir la historia de manera efectiva. Mostrar implica presentar escenas vívidas y detalladas que permiten al lector experimentar los eventos como si estuvieran sucediendo frente a ellos, mientras que contar invita a resumir o explicar los eventos de manera más directa, con más atención en la trama.
Como referencia, examinemos una misma historia desde los dos puntos de vista. Primero, veamos una historia más ¨mostrada¨ que contada:
El sol se filtraba a través de las cortinas, tiñendo la habitación con tonos dorados. El aire estaba lleno del aroma fresco de la mañana, y los pájaros cantaban alegremente afuera. María se despertó con un suspiro tranquilo, extendiendo los brazos y estirándose en la cama. Su mirada se posó en la fotografía enmarcada en la mesita de noche: una instantánea de ella y su abuelo, capturada en un día de verano hace muchos años. Recordaba la calidez del sol en su piel y la risa contagiosa de su abuelo mientras jugaban en el jardín.
Al levantarse de la cama, sus pies tocaron la alfombra suave y mullida. Caminó hacia la ventana y apartó las cortinas, dejando que la luz del sol inundara la habitación. Observó cómo las hojas de los árboles se mecían suavemente con la brisa matutina, y una sonrisa se dibujó en sus labios al recordar todas las aventuras que había vivido en ese jardín junto a su abuelo. Decidió que hoy sería un buen día para visitarlo.
En cambio, si nos enfocáramos simplemente en contar la historia, quedaría mucho más resumida:
María se despertó con un suspiro, estirándose perezosamente en la cama. Recordó la fotografía en la mesita de noche: ella y su abuelo, felices en el jardín.
Se levantó y caminó hacia la ventana, apartando las cortinas para dejar entrar la luz. Observó cómo las hojas de los árboles se movían con la brisa matutina. Sonrió al recordar las aventuras que había vivido en ese jardín junto a su abuelo y decidió que hoy sería un buen día para visitarlo.
Para mostrar, los escritores pueden apoyarse en el diálogo, las acciones o reacciones entre personajes, y la descripción de las escenas de la historia que facilitan que el lector pueda imaginárselas como si las estuviera viendo en una película o en una fotografía.
Por otro lado, contar supone hacer uso de información de contexto de lo que está aconteciendo en la historia, de explicaciones, comentarios o definiciones que clarifican la acción, o de describir pensamientos o emociones específicas de los personajes involucrados.
Entonces, ¿por qué se brinda ese consejo de favorecer el mostrar a los escritores noveles? Tal vez porque es el arte más difícil de desarrollar, y el que puede ayudar a crear más emoción a la historia. Pero en realidad, la cuestión de si un escritor debe mostrar más que contar es una cuestión de estilo y de preferencia personal.
Algunos optan por mostrar más para permitir que los lectores se sumerjan completamente en la historia y en los personajes, mientras que otros pueden preferir contar más para avanzar rápidamente en la trama o transmitir ideas y reflexiones de manera más directa.
Ejemplos de escritores famosos que son conocidos por mostrar más que contar en sus obras incluyen a Ernest Hemingway y Gabriel García Márquez. Hemingway es famoso por mostrar imágenes vívidas y detalladas en lugar de explicar directamente las emociones o los pensamientos de los personajes. Un ejemplo de esto se puede encontrar en su novela «El viejo y el mar», donde utiliza la descripción detallada del paisaje marino para transmitir el estado emocional del protagonista.
García Márquez, por su lado, es conocido por su realismo mágico, que a menudo muestra escenas surrealistas y fantásticas de manera vívida y detallada. En «Cien años de soledad», por ejemplo, utiliza la descripción detallada de eventos extraordinarios para explorar temas universales como el amor, la muerte y la soledad.
Y en el apartado de escritores que tienden a contar más que mostrar en sus obras se encuentra León Tolstoi, que en obras como ¨Guerra y paz¨ y ¨Anna Karenina¨ utiliza largas descripciones y reflexiones filosóficas para explorar temas como la moralidad, la sociedad y la condición humana.
Charles Dickens también es célebre por sus extensas narraciones en las que describe con detalle los entornos y las circunstancias sociales de sus historias, así como los pensamientos y emociones de personajes en libros como ¨Oliver Twist¨ y ¨Grandes Esperanzas¨.
Buscando el Punto de Equilibrio
Si bien la elección de mostrar o contar depende en gran medida del estilo individual del escritor, así como de los objetivos y la temática de la obra en cuestión, mi sugerencia es la de encontrar un balance entre los dos, de forma que no aburramos al lector con demasiados detalles o diálogos que no avanzan la historia, ni tampoco contemos la historia de una forma tan directa que no cree ningún suspense o emoción en nuestro lector.
Volviendo a la historia de María y su abuelo, ese equilibrio podría verse reflejado de esta forma:
María se despertó con un suspiro tranquilo, su habitación inundada por la suave luz matutina. Su vista se detuvo en una fotografía enmarcada en su mesita de noche que capturaba un momento especial: ella y su abuelo sonrientes posaban ante la cámara en el jardín de su infancia. Recordaba la sensación del sol cálido en su piel y la risa contagiosa de su abuelo mientras jugaban entre las flores.
María se levantó de la cama con determinación y caminó hacia la ventana, apartando las cortinas con un gesto suave. La brisa matutina acariciaba su rostro mientras observaba cómo las hojas de los árboles bailaban al ritmo del viento. El jardín que una vez fue su refugio estaba ahora desierto, pero cada rincón estaba impregnado de recuerdos compartidos con su abuelo. Decidió que hoy era el día perfecto para visitarlo.
En última instancia, lo más importante es que la narración sea efectiva y resuene con los lectores, independientemente de la cantidad de mostrar o contar que se utilice.
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