Tendría apenas 17 años cuando leí «De Profundis» (1897), una extensa carta escrita por el poeta y dramaturgo irlandés Oscar Wilde (1854-1900) durante su encarcelamiento en la prisión de Reading en 1897. La epístola, dirigida a quien fuera su amante, Lord Alfred Douglas, me impactó por lo conmovedor y honesto de sus reflexiones, que hasta cierto punto reflejan el renacer espiritual de Oscar Wilde y muchas de las temáticas abordadas a lo largo de su vida.
La obra comienza con una descripción de la relación de Wilde con Douglas y cómo la influencia de este último lo llevó a una vida de excesos y autodestrucción. Wilde analiza su propio carácter y reconoce sus defectos, así como el papel que desempeñó en su propia ruina.
El Estilo Estético y la Sátira Social
Pero a medida que avanza la carta, Wilde explora temas como la naturaleza del arte y su propia visión estética, que fueron constantes en su obra. Habla de la importancia de la belleza y la creatividad en su vida y cómo estos elementos se vieron afectados por su encarcelamiento. En obras como «El retrato de Dorian Gray» (1890), Wilde abrazó el movimiento estético de la época, que enfatizaba el poder redentor de la belleza y la experiencia sensorial.
«Las personas que sólo piensan en sí mismas son extraordinariamente aburridas. Nadie se salvará a sí mismo. El arte es un refugio del hombre egoísta. Sólo a través del arte podemos escapar de nosotros mismos y saber qué es lo que otra persona ve en nosotros. Sólo a través del arte podemos salir de nosotros mismos y saber lo que otro ser humano ve en nosotros. Me he hecho retratar bajo todas las formas posibles, y me he encontrado a mí mismo en cada una de ellas. Mi personalidad parece desvanecerse por completo en una sola línea de música, o de poesía, o de una representación teatral bien ejecutada, como si hubiese perdido toda su densidad en una luz radiante. Era como si el mundo entero se hubiese convertido en mi reflejo».
En «De Profundis» y en muchas de sus obras, Wilde también reflexiona sobre la sociedad y la moralidad victoriana, criticando la hipocresía y la falta de comprensión hacia los individuos que no se ajustan a las normas establecidas. Por ejemplo, así lo refleja este fragmento de «El alma del hombre bajo el socialismo» (1891):
«Durante mucho tiempo, el hombre ha vivido por debajo de su nivel espiritual, y la religión, la moral y el arte han sido solo las formas en las que ha tratado de hacerlo. No queremos más moralidad de la que existe actualmente. Nos encontramos, de hecho, en un periodo de peligro moral. Pero nuestro peligro no está en lo que hacemos, sino en lo que nos está sucediendo. No hay absolutamente nada que la gente no esté dispuesta a hacer cuando se le dice qué es lo correcto. Lo que no están dispuestos a hacer es cualquier cosa que se les pide que hagan en nombre de la moralidad. (…) El valor moral de un acto debe ser juzgado por el resultado de ese acto para el bienestar de la comunidad, y no por la apariencia de esa acción según la moralidad tradicional o la inmoralidad convencional.»
El Fino Humor y el Renacer del Espíritu
El escritor irlandés utilizaba la sátira para ridiculizar las convenciones sociales y la hipocresía de su época, y a menudo usaba el doble sentido y la ironía para crear un efecto humorístico y desafiar las expectativas del lector. Sus personajes a menudo intercambian réplicas rápidas y mordaces, cargadas de ironía y sarcasmo. En «El abanico de Lady Windermere» (1892), por ejemplo, Oscar Wilde utiliza el humor para cuestionar las convenciones sociales relacionadas con el matrimonio.
LADY WINDERMERE: (sorprendida) ¡Oh, sí! Nunca dejes que tus hijos se acerquen a ti si tienen la intención de casarse. La soportabilidad de tu esposa se reduce en proporción directa a la cantidad de amor que tuvo antes de casarse contigo. Es un hecho muy interesante que todos deberían conocer.
DUMBY: (con una sonrisa) Pero, ¿qué pasa si una mujer se casa varias veces?
LADY WINDERMERE: Entonces debería haber sido suficientemente inteligente para no hacerlo.
DUMBY: (riéndose) Pero, ¿cómo puedes saberlo antes de tiempo, Lady Windermere?
LADY WINDERMERE: (con una mirada astuta) Por experiencia, Dumby, por experiencia.
En «De Profundis», Wilde también expresa su sufrimiento y dolor durante su tiempo en prisión. Describe las condiciones inhumanas en las que vivía y la profunda soledad que experimentaba. Sin embargo, también encuentra una especie de redención y purificación a través de su sufrimiento, y reflexiona sobre cómo su experiencia en prisión le ha permitido crecer espiritualmente. A través de la introspección, el perdón y la apreciación de la belleza en situaciones difíciles, Wilde pudo experimentar un cambio profundo en su perspectiva y valores.
«Debo decir que, para mí, la prisión no ha sido en vano. He tenido el tiempo suficiente para mirar dentro de mí mismo, examinar mi vida y mis errores, y descubrir las verdades más profundas que antes no entendía. Ha sido en las sombras de la cárcel donde he encontrado la luz que tanto necesitaba.
El sufrimiento y la soledad han sido mis maestros. En el silencio de mi celda, he tenido la oportunidad de escuchar la voz de mi propia alma. He enfrentado mis demonios internos, mis deseos más oscuros y he confrontado mis debilidades. Y en ese proceso, he experimentado una transformación profunda.
La prisión me ha enseñado el valor del perdón y la compasión. He aprendido a perdonar a aquellos que me han causado dolor, incluyendo a mí mismo. He aprendido a comprender la fragilidad de la humanidad y a sentir empatía por aquellos que han caído en la oscuridad. Mi propio sufrimiento me ha permitido conectarme con el sufrimiento de los demás.¨
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