Hay una escena en “Historia de un Matrimonio”, una de las películas nominadas a los Oscar de este año, que resulta especialmente memorable por la fuerza de su diálogo. Los personajes que encarnan Scarlett Johansson y Adam Driver mantienen una acalorada discusión donde saltan a la superficie el resentimiento y la incomprensión de su malogrado matrimonio.
La escena, punto de inflexión de la película, es desgarradora e impactante por lo bien construido de su diálogo; el intercambio de reproches adquiere un ritmo trepidante que distancia la posibilidad de la reconciliación de los personajes.
La escena es efectiva porque reúne todos los elementos de un buen diálogo: nos ayuda a entender la relación de dos personajes fascinantes, revela información nueva sobre ellos y, sobre todo, avanza la acción. De hecho, el diálogo es una herramienta que mejora el impacto de nuestras historias, siempre que sepamos cuándo usarlo y lo construyamos como un delicado andamio que agrega valor.
El Reto de Escribir Buenos Diálogos
Aunque te parezca difícil recrear conversaciones, estos consejos te ayudarán a escribir buenos diálogos:
1. Sé breve. Los mejores diálogos son breves, porque crean dinamismo entre los personajes y consiguen revelar verdades de nuestros personajes – sus motivaciones, sentimientos o perspectivas – sin necesidad de largos discursos o intercambios que cansen al lector. Las buenas noticias son que no necesitas rellenar tus diálogos en la ficción con los banales titubeos y silencios de la vida real; te puedes permitir el lujo de ir al grano.
Además, la brevedad te guiará para no cargar tus diálogos de demasiada información sobre los personajes; de hecho, los diálogos deben revelar píldoras de información sobre tus personajes de manera sutil, para ayudarte a construir tensión narrativa, en vez de convertirse en un tsunami de información que aburra al lector.
2. Inyecta personalidad. La manera en la que cada uno de nosotros nos comunicamos es particular, por lo que puedes definir la personalidad de tus personajes a través de la forma en la que dialogan. Por ejemplo, un personaje culto tenderá a usar un lenguaje más sofisticado que uno con menos estudios, y su nacionalidad o procedencia puede también ponerse de manifiesto a través de un acento o una selección específica de modismos o palabras. Lo importante es “crear una voz” a tu personaje que sea tan consistente, única y realista que no haga falta ni siquiera identificarlo para saber quién es.
3. Crea intriga y tensión. Como en la vida real, para crear una interacción realista entre tus personajes no es necesario que siempre reveles todo a través de palabras. Hay mucho que se puede expresar de manera indirecta en un diálogo; esa capacidad de leer entre líneas reviste de complejidad, intriga e interés a tus personajes.
Más allá de esa intriga, recuerda que todos los diálogos deben avanzar la historia introduciendo o resolviendo la tensión narrativa. Lo importante es identificar la tensión en el centro de la escena antes de sentarte a escribir para asegurarte que mantienes la historia en movimiento a través del diálogo.
4. Diferencia las relaciones. Al igual que hacemos en la vida real, tus personales deben hablar de manera diferente según con quién estén hablando. No es lo mismo mantener una conversación con un amigo que con un padre. Si te preocupa la inconsistencia, recuerda que aún podrás mantenerte fiel a la personalidad de ese personaje a través de los patrones de habla, y estarás brindando mayor profundidad a ese personaje.
5. Rompe la narrativa. Tras varias páginas de párrafos narrativos, el diálogo puede ser una refrescante manera de introducir el punto de vista del personaje y romper la monotonía para el lector. Puedes pensar en el diálogo como ese cambio de registro necesario para inyectar vida y dinamismo a tu historia. Recuerda que demasiado diálogo también puede causar el efecto contrario, y desenfocar o ralentizar tu historia (a no ser que estés escribiendo una obra de teatro).
6. Lee el diálogo en alto. Una de las mejores maneras de probar que tu diálogo es auténtico es leerlo en alto una vez que lo hayas plasmado en papel. En el momento que te suene forzado o no sientas que responde a la personalidad de tu personaje, es momento de revisarlo.
Para perfeccionar la técnica del diálogo, puedes usar como referencia las conversaciones de las que seas testigo en tu vida diaria; es siempre difícil imaginar cómo hablan personas con experiencias de vida distintas a las nuestras, por lo que una conversación que escuches en la cola de la compra o en la mesa contigua en un restaurante puede ser de mucho valor. Y me despido con una reflexión del cineasta japonés Akira Kurosawa:
Es fastidioso explicarlo todo. Por tanto intento economizar el diálogo. Para empezar, imagino mi película como una película muda. Siempre he intentado volver a los orígenes del cine mudo. Es por esto que continúo estudiando las películas mudas. Cuando realizo una película, me pregunto cómo haría si fuera muda, que tipo de expresión es necesaria. A continuación intento reducir el diálogo al mínimo.
Comentarios