Confieso que soy un reciente converso al relato breve, un formato que siempre había menospreciado por la errónea noción de que sus autores no tenían suficiente estatura intelectual para expandirse en una novela. Mi esnobismo literario se desinfló tan pronto me puse a escribir ficción y descubrí que no todas las historias tienen piernas para correr maratones de 300 páginas y que, no por eso, dejan de ser menos cautivadoras o inquietantes.
Y esto no lo digo solamente yo: nadie mejor que Julio Cortázar (1914-1984), considerado el maestro del cuento y la prosa poética, para descifrar las razones por las que los cuentos pueden deslumbrar tanto o más que la novela. El innovador autor franco-argentino escribió varios artículos como Algunos Aspectos del Cuento (1970) en los que destacaba algunas de las características que hacen que un relato breve sea irresistible, tanto de leer como de escribir. A continuación destaco cuatro claves para escribir cuentos como Cortázar que han resonado especialmente en mi cajón de aprendiz:
1. La primera persona. Si bien muchos célebres relatos breves están narrados en tercera persona, Cortázar habla de la experiencia de escribir un cuento como de un acto intimista y comprometido, haciéndose eco de esta máxima del escritor Horacio Quiroga en su Decálogo del Perfecto Cuentista:
No pienses en tus amigos al escribir, ni en la impresión que hará tu historia. Cuenta como si tu relato no tuviera interés más que para el pequeño ambiente de tus personajes, de los que pudiste haber sido uno. No de otro modo se obtiene la vida del cuento.
Para Cortázar, si la novela es una película, el relato breve es una fotografía, como si quisiéramos retratar un momento instantáneo desde una perspectiva única y personal. Mientras la novela ha de curtirse y desarrollarse, el cuento nace de manera inmediata y orgánica, con menos personajes que delinear o paisajes que describir, como una experiencia casi lírica (de ahí también que Cortázar usara a menudo el género fantástico).
El signo de un gran cuento me lo da eso que podríamos llamar su autarquía, el hecho de que el relato se ha desprendido del autor como una pompa de jabón de la pipa de yeso. Aunque parezca paradójico, la narración en primera persona constituye la más fácil y quizá mejor solución del problema, porque narración y acción son ahí una y la misma cosa.
2. La esfera. Mientras que las novelas suelen seguir una estructura temporal, el cuento puede quedar suspendido en el tiempo, como una pompa de jabón que, apenas se conforma, también se desvanece. Es mucho más probable que un cuento aborde una conversación en un café, la reflexión de una noche, o los momentos agolpados de un sueño, que la novela, con su formato distendido y formal. Decía Cortázar de la historia breve:
¿Se sueña despierto al escribir un cuento breve? (…) escribir un cuento así es simultáneamente terrible y maravilloso, hay una desesperación exaltante, una exaltación desesperada; es ahora o nunca, y el temor de que pueda ser nunca exacerba el ahora, lo vuelve máquina de escribir corriendo a todo teclado, olvido de la circunstancia, abolición de lo circundante.
3. La tensión. Para Cortázar, un cuento efectivo debe ser un asalto de emociones a mano armada. Al no tener el lujo de crear tensión a lo largo de muchas páginas, los relatos breves deben destilar intensidad desde un inicio, y configurar un clima que revista de identidad y emoción al relato.
Y la única forma en que puede conseguirse este secuestro momentáneo del lector es mediante un estilo basado en la intensidad y en la tensión, un estilo en el que los elementos formales y expresivos se ajusten, sin la menor concesión, a la índole del tema, le den su forma visual y auditiva más penetrante y original, lo vuelvan único, inolvidable, lo fijen para siempre en su tiempo y en su ambiente y en su sentido más primordial.
4. La trascendencia. ¿Y cómo registrar impacto en el lector en tan solo 20 páginas? Tal vez el desafío más difícil de un escritor de relatos sea marcar huella como lo hicieran Edgar Allan Poe o John Cheever con sus relatos cortos. Las novelas nos permiten desarrollar personajes y situaciones a lo largo de innumerables páginas, por lo que es más sencillo crear esa sensación de revelar ¨capas¨, como si de una cebolla se tratara, para llegar al corazón o moraleja de la historia. Para que un cuento sea trascendente, sin embargo, debe exaltar los registros y ser capaz de sorprendernos, emocionarnos, o hacernos reflexionar, desde las primeras líneas.
Piensen en los cuentos que no han podido olvidar y verán que todos ellos tienen la misma característica: son aglutinantes de una realidad infinitamente más vasta que la de su mera anécdota, y por eso han influido en nosotros con una fuerza que no haría sospechar la modestia de su contenido aparente, la brevedad de su texto.
6 Comentarios
¡Gran escrito!
Realmente nunca tuve gran interés en leer a este autor, pero nota te atrapa de entrada y devela un mundo de posibilidades que he desperdiciado.
Muchas gracias.
Muchas gracias Felipe. Te animo a inscribirte a Storyplot!
Cortázar era un experto en el cuento fantástico. La historia lo pondrá entre los mejores. No sólo porque conocía los recursos para el relato breve sino que lo hacía de una forma original. Puedo citar a Chejov, Poe, y a otro a veces olvidado como Bradbury como maestros del cuento.
Excelente página, me gusta.
Excelente me ha encantado porque tengo de cabecera los cuebtos de Cortazar.
Hola José Luis,
Me llamo Lucrecia. Vivo en la cd. de México. Soy maestra de inglés en una universidad pública de prestigio. Cada vez me gusta más el relato de cuentos, historias, experiencias. Desde niña me ha gustado que me cuenten historias. Ahora, comparto esa emoción con mis alumnos. Uno de ellos, nos regaló un sitio en la web… Fundación de actores SAG – AFTRA Foundation. Me parece muy buena opción no solo para aprender el idioma, sino experimentar a través del mismo. Me gustaría crear cuentos. Es casi un sueño imposible para mi, pero lo intento!