Como profesional de la comunicación, la pregunta que más ansiedad me ha causado a lo largo de mis más de 20 años de experiencia es sencilla en su formulación pero compleja de responder: ¿Cómo mides la efectividad de la comunicación?
La respuesta puede ser tan diversa como distintos son los ámbitos de la comunicación. En marketing, por ejemplo, la mayoría de las empresas miden la efectividad de sus esfuerzos en términos de ventas y de captación de clientes. La comunicación que apunta a cambiar o a adoptar comportamientos, por su lado, también suele tener claros indicadores de impacto, como puede ser el número de personas que dejan de fumar tras estar expuestas a una campaña anti-tabaco.
En otras ramas de la comunicación, sin embargo, la respuesta es menos clara. Un empresario, por ejemplo, puede preguntarse hasta qué punto su negocio está mejor posicionado frente al de la competencia, o si sus esfuerzos por redefinir una marca se han trasladado en réditos para la empresa, aunque solo sea en términos de reputación.
La comunicación no deja de ser una ciencia inexacta, y como tal, su impacto puede parecer intangible. Son pocas las empresas que pueden permitirse el lujo de tocar todos los palos de la comunicación para no dejar ningún cabo suelto, bien sea desde contar con publicidad pagada en redes sociales a gestionar cobertura mediática favorable. La estrategia del que cree ganar abarcando todo, además de prohibitivamente cara, es muy poco efectiva.
Entonces, ¿cómo puede una empresa saber qué recursos de comunicación van a propiciar que un cliente de el paso de comprar sus productos o servicios? ¿Se puede valorar el impacto de la comunicación en el número de “me gustas”, artículos publicados o tuits?
Ahora cuando me preguntan cómo se miden los esfuerzos de comunicación, siempre puntualizo que cabe preguntarse primero ¿cómo estás definiendo tu estrategia de marketing y comunicación?. Es más, si es una de esas empresas que hace comunicación sin estrategia, replico que no pierdan el tiempo y no lo hagan.
La comunicación inteligente solo se puede medir en la medida que se planifique. Y al planificarla, la comunicación no se convierte en una estrategia independiente, sino intrínseca, a los objetivos de un negocio.
De hecho, el marketing efectivo se nutre de un conocimiento íntimo de nuestra audiencia o cliente. Este enfoque resta énfasis a los productos o canales de comunicación que vamos a usar, y da mayor peso a la fase de investigación, desarrollo y monitoreo de nuestro plan.
En síntesis, el marketing inteligente se desarrolla en tres fases:
Investiga a Fondo tu Mercado. ¿Cuáles son tus objetivos de negocio? O dicho de otra forma, ¿qué esperas que tu cliente haga, compre o consuma? Al igual que en una presentación tu audiencia es tu héroe, el marketing de tu empresa debe ir dirigido directamente a ese perfil o perfiles de clientes ideales. Cuanta más información detallada tengas sobre ese perfil – desde sus hábitos de compra a las personas que influyen en su toma de decisiones – más fácil será desarrollar una estrategia de marketing efectiva. Por eso, no escatimes tiempo ni recursos en realizar una buena investigación, que puede usar desde métodos tradicionales como las entrevistas a profundidad y los grupos focales, a sofisticadas herramientas que rastrean huellas digitales de conversaciones y personas. ¿No te has preguntado alguna vez por qué puedes estar leyendo sobre Cancún en una página web como potencial destino para irte de vacaciones, y una hora más tarde una agencia de viajes te ha colocado un anuncio de Cancún en tu muro de Facebook? En la era digital, cada golpe de tecla provee valiosa información para informar las estrategias de marketing y comunicación.
Desarrolla una Estrategia Flexible. Muchas empresas ya están usando la inteligencia de mercado para desarrollar estrategias de marketing y comunicación enfocadas en sus clientes ideales, pero pocas tienen la suficiente flexibilidad como para inyectar creatividad y astucia en sus campañas, sobre todo a medida que fluctúan las conversaciones e intereses de esa clientela. Hoy, más que nunca, el conocimiento íntimo de la audiencia pasa por tener un contacto constante con ella para poder hacer una comunicación tan inteligente como relevante. Coca Cola, por ejemplo, es una de las empresas que, a pesar de haber marcado durante décadas líneas estratégicas de comunicación alrededor de temas universales como la diversidad y la solidaridad global, es capaz de desarrollar productos que miden el pulso de la conversación a lo largo del tiempo para resonar con su audiencia. En su última campaña en Estados Unidos, por ejemplo, Coca Cola ha producido un comentado spot sobre dos hermanos, un chico y una chica, que luchan por la atención del chico que les limpia la piscina, en un claro guiño a la normalización de los derechos de la comunidad gay:
Mide el Impacto en Tiempo Real. La comunicación no es un resultado, sino un proceso, por lo que no debes esperar hasta el final de una campaña de marketing para medir su impacto. Si has usado herramientas de investigación de mercado para informar tu estrategia, será fácil usar esos mismos recursos para monitorear tus esfuerzos durante la fase de implementación. Herramientas digitales como Brandwatch o Quid te permitirán medir, en tiempo real, las conversaciones de tus clientes, lo que hace posible medir aspectos de comunicación que tradicionalmente eran más intangibles como, por ejemplo, en qué proporción están hablando de tu producto antes y después de tu campaña frente a productos similares de la competencia.
En este sentido, más que medición, estas herramientas te permiten escuchar a tus audiencias de forma constante, por lo que los planes de comunicación pueden ir ajustándose en la medida que tu empresa tenga capacidad de respuesta. Al poder medir reacciones a nuestros esfuerzos casi de manera inmediata, podemos ser más atrevidos a la hora de comunicar y probar distintas tácticas y productos hasta dar con las más adecuadas.
En conclusión, ha llegado el momento de cambiar de paradigma: no te preocupes tanto en cómo medir el impacto de la comunicación, sino en cómo obtener un conocimiento íntimo y constante de las conversaciones y comportamientos de tus clientes. Nunca habrá mejor indicador de impacto que una clientela cautiva a la que no dejes de sorprender y seducir.