Hace unos meses, en una larga travesía por avión, empecé a ver una película con Catherine Zeta-Jones titulada No Reservations. No fue hasta que pasaron unos buenos diez minutos que caí en la cuenta: esta película no era otra que la versión hollywoodiense de Mostly Martha, una película alemana que me había encantado cuando se estrenó en 2001.
Como casi siempre pienso que la película original era mejor ¿son realmente necesarios estos ¨remakes¨? En un mundo tan globalizado como en el que vivimos, en el que ya nadie se lleva las manos a la cabeza por tener que leer subtítulos, ¿es aún necesario adaptar películas europeas al gusto americano? ¿Y cómo es posible que, aun tratándose de la misma historia, las películas puedan tener un estilo tan diferente a cada lado del Atlántico?
Para entender estas distintas escuelas de hacer cine, hace falta remontarse a la década de los 50, cuando irrumpió en escena el neorrealismo italiano. La Italia de la posguerra introdujo una sensibilidad moral que no existía en el cine glamuroso de las grandes estrellas de Hollywood, en favor de historias mundanas de gente humilde que exploraban temas como la desesperación, el hambre y la pobreza. Así lo describió Roberto Rossellini, director de Roma, Ciudad Abierta:
“Con el neorrealismo nos «vimos» desde fuera, de modo despejado, casi con descuido, castigando con ese descuido todas nuestras ambiciones creativas. Así le fue devuelta su autenticidad a las cosas, llegando a una función del cine que ya no era personal, egoísta, sino social.”
En el ensayo audiovisual que acompaña este blog, producido por el director cinematográfico Ernie Park para la revista Sight & Sound, tenemos la fortuna de comprobar cómo un mismo metraje produjo dos películas marcadamente distintas en esta época. En 1952, la infructuosa colaboración entre el productor David O. Selznick y el neorrealista Vittorio de Sica se zanjó con el estreno de Indiscreciones de Una Esposa Americana en Hollywood y Estación Termini en Italia, con Jennifer Jones y Montgomery Clift en los papeles protagonistas.
Si bien el ensayo explica a la perfección las diferencias entre las dos películas, me ha parecido interesante rescatar tres diferencias que se han convertido en señas de identidad de las escuelas del cine estadounidense y europeo – desde el neorrealismo, pasando por el naturalismo escandinavo y la “nouvelle vague” francesa, hasta la actualidad. Antes de que me critiques de simplista, cabe destacar que la diferencia entre ambas escuelas cuenta con millares de excepciones, pero espero que coincidas en que la generalización puede ser válida:
1. El cine como entretenimiento frente al intimismo y la conciencia social. La mayoría de las historias de Hollywood siguen un mismo patrón. Suelen partir de la pregunta: ¿qué quiere lograr mi personaje? y, bien sean un drama o una comedia, siguen una misma línea narrativa en la que: 1) algo le ocurre al personaje al inicio de la película (el incidente); 2) mucho se pone en juego para el personaje y crece la tensión; 3) el personaje tiene una epifanía para solucionar el conflicto o la situación; y 4) se llega a un desenlace, normalmente un final feliz. El cine europeo, sin embargo, suele escapar esta fórmula, y sus historias a veces ni siquiera tienen desenlaces claros; muchas películas europeas capturan momentos en el tiempo, que no tienen un arco narrativo establecido, en los que se exploran emociones o se reflexiona sobre algún dilema moral. Películas como L’Avventura de Michelangelo Antonioni representan la máxima expresión de esta forma de hacer cine en Europa.
2. El desarrollo de la escena frente al de la acción. El cine americano da prioridad a las acciones de los personajes que avanzan la trama de la historia, usando planos cerrados y un estilo rápido de edición, mientras que el cine europeo suele ser más lento y contemplativo, con planos más abiertos y mayor número de personajes, destacando la importancia del momento y del ambiente. El diálogo en Hollywood funciona casi siempre a favor de la acción y suele ser más eficaz; los europeos suelen usar el diálogo, cuando lo usan, como un recurso más para crear sensaciones, dejando la trama en un segundo plano.
3. La estrella frente al actor que encarna personajes. Admítelo, igual que yo cuando empecé a ver No Reservations, te has puesto a ver muchas películas norteamericanas solamente por el interés que despertó en ti el actor o la actriz protagonista. Somos víctimas del “star system”, y nos dejamos llevar por el tirón del actor que se ha convertido en marca. En Europa, sin embargo, el mito que suscita el actor es menos marcado – entre otras razones, porque no existe la maquinaria de promoción multimillonaria que existe en Hollywood – por lo que los actores pueden desaparecer con más facilidad en sus personajes. La estrella siempre chupa mucha pantalla, mientras que el actor, incluso cuando es protagonista, es parte de un ecosistema conformado por un elenco de intérpretes.
Y no es que una escuela sea mejor ni peor que la otra – sabemos que el séptimo arte ha producido joyas tanto en América como en Europa. Pero sí que es interesante comprobar cómo las distintas sensibilidades de americanos y europeos pueden desdoblar una misma historia en dos experiencias tan diversas. A ti ¿cuál te gusta más?
4 Comentarios
pero a la mayor parte del planeta, y eso se nota en las cifras y los millones que genera, el cine americano gusta mas
O sea que tú, Néstor Cárdenas, valoras el buen cine de acuerdo a la taquilla. Vaya.
Claro que les guata a mas gente, es como un parque de diversiones o la comida rápida, una misma formula, fácil de hacer, rápida y complaciente, eso si, deja de lado la calidad y la apreciación, así como las emociones y el diálogo en pro de la acción.
El cine es una expresión más de cada cultura. Y la cultura europea se modela muy distinta a la de USA. Esto se traduce en la diferencia conceptual de fines y de medios que en cada área se concretan. En europa se tiene una cadena de tradición que tiene siglos y que tiene tanto a Fidias como a Miguel Angel. La tradición del arte en USA es sumamente pobre, comienza en el siglo XVI y apenas tiene en destaque a Andy Warhol. Toma preponderancia recién después de la segunda guerra mundial cuando comienza a desarrollar en el mundo su imperialismo cultural. Europa se desangró en la guerra y USA se benefició de la guerra. Es muy claro que recorrieron caminos distintos a partir de bases distintas. Como encaran la industria del cine lo demuestra con extrema claridad.