La semana pasada tuve la oportunidad de asistir a un curso de formación impartido por John D. Trybus, profesor especializado en la narración de historias de Georgetown University. Su abordaje para la creación de narrativas corporativas me pareció innovador, porque en la planificación de esas historias contempla aspectos relacionados con la emoción y el impacto social.
Según Trybus, la capacidad de contar historias es la habilidad que las empresas mencionan como la más codiciada para los próximos cinco años, siendo además una destreza cuya mención ha incrementado un 164% en los anuncios de trabajo. Para Trybus, ¨hasta el 60% de nuestras interacciones diarias incluyen el uso de historias¨, lo que convierte a las historias en ¨la riqueza de nuestras vidas¨.
¿Cuál es tu Prototipo?
Como punto de partida, Trybus sugiere esbozar un concepto o prototipo para el desarrollo de este tipo de narrativas, que conteste la información entre paréntesis:
¨Propongo crear una historia sobre (mención de la iniciativa, proyecto o programa). El objetivo de la historia es (acción que se pretende lograr como, por ejemplo, aumentar ventas o fortalecer el posicionamiento de una marca) entre (especificar la audiencia), a través de ver, leer o escuchar una historia en (canal). La historia será un éxito si (cómo se evaluará su impacto, de forma realista).¨
Una Construcción por Bloques
A partir de este prototipo, Trybus aborda la creación de historias como si se tratara de un rompecabezas por bloques, donde se consideran los siguientes cinco elementos:
Bloque 1: Personaje. Trybus destaca la importancia de escoger un solo protagonista en las historias que se cuentan desde los ámbitos corporativos, a fin de que nuestra audiencia pueda centrar su conexión emocional en un solo sujeto. A la hora de construir este bloque, es importante que tengamos clara la apariencia, personalidad y emociones del personaje, así como los contratiempos, errores o transformaciones que el personaje experimentó con relación al tema. Cuantos más desafíos, dudas y miedos experimente, nuestra audiencia percibirá al personaje como más humano y afín a su propia realidad.
Por ejemplo, recientemente escribí una historia sobre SilverTech, un programa que ayuda a adultos mayores a formarse en tecnología para permanecer relevantes en el mercado de trabajo. Escogí como personaje principal a Adrián Barreto, un ejecutivo argentino de 52 años que, tras estar al filo de la muerte durante la pandemia del COVID, decidió reinventarse y dejar un empleo de más de veinte años donde se sentía relegado. Como audiencia, empatizamos con Adrián por su valentía en un momento crítico de su vida, y por su afán de superar un mercado laboral complicado para una persona de su edad.
Bloque 2: Trayectoria. En este blog hemos hablado mucho sobre estructura, por lo que no me detendré demasiado en describir las técnicas y arquetipos más comunes. Bien sea una historia lineal o no lineal, recordamos que la famosa estructura en 3 actos (Principio, Medio y Final) es infalible para organizar la narrativa.
La historia de Adrián, por ejemplo, es una historia de superación, donde presentamos al personaje y sus desafíos al principio, explicamos cómo se formó en Silvertech y en qué consiste el programa en el medio, y concluimos con cómo le ha cambiado la vida a Adrián a raíz de su paso por SilverTech.
Bloque 3: Autenticidad. En este bloque, el más interesante del abordaje de Trybus, nos propone entrar en detalles a la hora de mapear lo que ocurrirá al principio, en el medio y al final de la historia, no solo en términos de la trama, sino también en téminos de las emociones que queremos suscitar. Cuanto más detalladas sean las escenas de cada fragmento a la hora de esbozar la historia, más interesante será. Pero además, Trybus nos invita a pensar en la emociones que queremos despertar, y a que las identifiquemos para cada fragmento de la historia.
La historia de Adrián, por ejemplo, incita angustia al inicio, esperanza cuando se recupera de la enfermedad y comienza la formación en el medio de la historia, y alegría y satisfacción cuando al final Adrián consigue un nuevo trabajo con sus nuevas destrezas.
Bloque 4: Emociones. Trybus nos recuerda que, en el mundo de la empresa, las historias deben transmitir emociones que impulsen a las personas a actuar. Es necesario preguntarse: ¿Cómo quieres que tu audiencia se sienta al final de la historia? ¿Qué emoción(es) buscarás crear? Pero sobre todo, la emoción debe conducir a la acción. ¿Qué quieres que haga tu audiencia objetivo después de consumir la historia? ¿Cuál es el llamado a la acción?
En el caso de la historia de Adrián, el objetivo es sensibilizar sobre el potencial de la economía plateada y promover el programa SilverTech, para que más adultos mayores lo consideren como una vía de actualizar sus habilidades blandas y técnicas.
Bloque 5: Gancho. Como hemos visto a lo largo de este blog, las historias deben captar la atención de la audiencia en 10 segundos o menos. Así, es crítico planificar qué sucederá en los primeros 5-10 segundos de la historia. Una buena estrategia es crear suspense o usar el humor en el gancho.
En la historia sobre SilverTech, las primeras dos frases crean el suspense necesario para que la audiencia quiera seguir leyendo el resto de la historia:¨Hace dos años, el mundo de Adrián Barreto dio un vuelco total. Cuando enfermó de COVID, este ejecutivo argentino de 52 años pasó dos semanas conectado a un respirador al filo de la muerte.¨
Existen muchas recetas para planificar una historia, pero los bloques de Trybus resaltan la necesidad de pensar en la emoción y el impacto desde el momento de planificar las narrativas corporativas, por lo que espero que esta fórmula de storytelling sea de interés para nuestros lectores.
Si has pensado en lanzarte a la aventura de escribir una novela, es posible que te preguntes ¿cómo puedo mantener el interés de mis lectores a lo largo de 300 páginas?
Como todo proceso creativo, una novela no es una hoja de cálculo, por lo que no existen fórmulas únicas para esbozar esta narrativa.
Algunos escritores abordan la novela como un proceso de descubrimiento: se dejan llevar por la intuición de los temas que desean abordar, y van desarrollando la trama y los personajes a medida que la escritura fluye. En estos casos, el escritor tiene una vaga idea del punto de partida de su historia, pero no tiene un trayecto fijo ni un destino final. Este método de trabajo es arriesgado y suele deparar mejores resultados en escritores experimentados, pero a su vez, es uno de los procesos más gratificantes, ya que el escritor va deshilvanando de forma imprevisible el ovillo de la novela día a día.
Mapea Paso a Paso
Para el escritor aprendiz, sin embargo, recomiendo delinear la novela de antemano. De nuevo, no hay una única fómula para hacerlo, pero yo te recomendaría los siguientes pasos:
1. Identifica el concepto general. Antes de comenzar a pensar en una estructura para tu novela, el primer paso consiste en tener una comprensión clara del principio, medio y final de tu historia, y plasmar ese concepto en un párrafo. El párrafo, de unas cinco o seis frases, debe mencionar a los personajes principales y los mayores hitos de la trama.
2. Define la estructura de tu novela. En este blog hemos explorado algunas de las estructuras narrativas más utilizadas: la estructura lineal, la no lineal y la de punto de vista. Supongamos que decides seguir una estructura lineal que, por regla general, es menos compleja porque no supone saltos en el tiempo y, con una sola voz, relata la historia de manera secuencial. Esta estructura lineal se puede simplificar en los siguientes tres grandes actos: I) el contexto y detonante de la acción; II) el desarrollo de la trama y tensión de la acción; y III) el punto climático de la acción y el desenlace.
3. Distribuye cada acto en capítulos. Elabora un esquema a alto nivel que determine el número de capítulos de tu novela en función de su propósito específico dentro del acto. Por ejemplo, podemos decidir que nuestra novela tenga nueve capítulos, y que dedicaremos dos capítulos al principio de la historia (Acto I), cuatro capítulos al medio de la historia (Acto II), y tres capítulos a la resolución (Acto III).
4. Identifica los puntos de trama importantes. Determina los eventos clave o puntos de trama importantes que deben ocurrir en la novela, y asígnalos a capítulos específicos. Asegúrate de que estén distribuidos para mantener al lector interesado a lo largo de la novela. Por ejemplo, puedes planificar que el detonante de tu novela ocurra en el primer capítulo, que el protagonista tome una gran decisión en el capítulo 5, o que el que el clímax de tu novela ocurra en el capítulo 8.
5. Planifica el principio y el final de cada capítulo. Comienza cada capítulo con un gancho para atraer al lector y termínalo con un punto de tensión (lo que en inglés se llama un cliffhanger) para que quiera seguir leyendo.
6. Equilibra el ritmo, el tono y la tensión. Una de las cosas más difíciles de lograr es asegurarse que el ritmo, el tono y la tensión estén equilibrados a lo largo de los capítulos. Mezcla momentos de acción con momentos más tranquilos para mantener el interés del lector.
7. Desarrolla subtramas y personajes secundarios. Teje subtramas que puedan desarrollarse junto con la trama principal, y asigna capítulos específicos para avanzar en estas subtramas. En muchas novelas de investigación policial, por ejemplo, la narrativa suele guiarnos hacia pistas o subtramas falsas antes de enfilar a los protagonistas hacia el verdadero culpable. Dicho esto, evita introducir personajes o subtramas que no tengan un claro propósito en la evolución de la trama principal.
8. Planifica la evolución de tu personaje principal. Asegúrate de que cada capítulo contribuya al desarrollo de tu protagonista, bien sea porque adquiere conocimiento, supera una prueba o simplemente porque avanza en su camino hacia la resolución final. Recuerda las características que impregnan de interés a tus personajes principales.
9. Mapea las escenas. Por último, planifica las escenas dentro de cada capítulo. Cada escena debe tener un propósito, ya sea para avanzar en la trama, desarrollar personajes o construir la ruta hacia el desenlace.
Un Ejemplo Práctico
Una vez hayas seguido estos pasos, supongamos que quieres escribir una novela con el siguiente concepto:
Emilia es una escritora de éxito que está bloqueada con su nueva novela. La presión de su editor y amigo Lucas y sus traumas de la infancia no ayudan con su miedo a la página en blanco, y Emilia encuentra refugio en las pastillas. Un día, recibe un mensaje por error de una mujer que confiesa haber cometido un asesinato. Emilia lo denuncia al detective Garcés, pero decide investigar por su cuenta la identidad de esa mujer, con la esperanza de encontrar inspiración para su próxima novela. En el transcurso de esa investigación, Emilia descubre que la mujer se llama Ana y es una víctima de trata de personas que ha logrado matar a su opresor y escapar de su confinamiento. Las dos mujeres inician una amistad, a la vez que intentan escapar de Franco, el máximo responsable de la compra y venta de seres humanos en España, con la ayuda de Garcés. Al final, no solo Ana inspira el nuevo libro de Emilia sino que también la escritora logrará enfrentarse a sus propios demonios.
¿Cómo delinear una novela con esta trama? Aquí tienes un ejemplo de cómo podrías planificar la novela por capítulos:
Acto I: Introducción
Capítulo 1
Introduce a Emilia (la protagonista) y su mundo ordinario.
Ocurre el detonante: Emilia recibe el mensaje de texto de la mujer que confiesa un asesinato
Capítulo 2
Emilia reacciona al detonante: el mensaje reaviva sucesos traumáticos de su infancia
Introduce personajes secundarios clave: Lucas
Acto II: Confrontación
Capítulo 3
Emilia decide tomar acción y acude a Garcés
Primer gran punto de giro: Emilia logra contactar con Ana con la ayuda de Lucas
Capítulo 4
Emilia enfrenta desafíos iniciales: Garcés quiere apartarla de la investigación
Desarrollo de una subtrama clave: la policía sigue una pista errónea, Garcés se da cuenta que necesita la ayuda de Emilia
Capítulo 5
Introducción del antagonista o conflicto principal: Franco
Punto medio en el que ocurre un evento significativo que cambia el enfoque del protagonista: Emilia conoce a Ana y entiende porqué cometió el asesinato (en defensa propia)
Capítulo 6
Emilia enfrenta obstáculos crecientes: Franco persigue a Ana y a Emilia
Desarrollo de relaciones y subtramas: Emilia y Ana se hacen amigas. Emilia se apoya en Lucas como confidente y empieza a construir una relación de confianza con Garcés
Acto 3: Resolución
Capítulo 7
Emilia se prepara para la confrontación final y se hace pasar por Ana para despistar a Franco
La tensión aumenta hacia el clímax: Franco persigue a Emilia
Capítulo 8
Clímax en el que el protagonista enfrenta el desafío final: Franco cae en la emboscada de Emilia
Resolución del conflicto principal: Franco es atrapado por Garcés y la policía
Capítulo 9
Desenlace y cierre de subtramas y arcos de personajes: Ana regresa libre a su país, Garcés gana respeto por Emilia, Franco termina en la cárcel. Emilia publica su libro y logra enfrentarse a sus traumas.
Sea cual sea tu método de trabajo, prepárate para dedicar tiempo y una importante inversión emocional en el proceso de escribir. Te garantizo que hay pocas satisfacciones tan grandes como el de haber finalizado tu manuscrito. ¡Y mucha suerte en la aventura!
Toda buena historia tiene un detonante que desencadena un cambio y pone en marcha la trama o acción en la narrativa. Son eventos, personajes o situaciones que introducen un conflicto o dilema en la historia y disparan una serie de acciones o acontecimientos que no preveíamos al inicio.
Los detonantes más drásticos son aquellos que cambian de manera radical la vida del protagonista, bien sea por decisión propia o por circunstancias externas.
El Detonante Transformador
Katniss Everdeen, por ejemplo, toma una decision que alterará su vida, La protagonista de Los Juegos del Hambre (2008) se convertirá en una heroína en la lucha contra la tiranía del Capitolio cuando toma la decisión de ofrecerse como voluntaria a participar en los juegos en lugar de su hermana Prim. En la película La La Land (2016), Mia y Sebastian deciden perseguir sus sueños de convertirse en actriz y en músico de jazz respectivamente, a pesar de la factura que la fama pasará a su relación personal.
En contraste, el detonador de esa transformación en el protagonista se puede presentar como un evento externo e inesperado. Son circunstancias que provocan una adaptación y enfrentamiento a nuevas realidades como la pérdida de un empleo, una mudanza forzada o el fin de una relación. Uno de los detonantes más divertidos de comedias recientes es la noticia que recibe Rob Norris en la serie Catastrophe (2015). Rob tiene una aventura con Sharon en un viaje de trabajo y Sharon se queda embarazada. Rob, un estadounidense, decide mudarse a Londres para estar con Sharon y ayudarla con el embarazo, a pesar de que apenas se conocen. Esto los lleva a enfrentarse a los desafíos de construir una relación y formar una familia en circunstancias poco convencionales.
Otro ejemplo de circunstancias que alteran radicalmente la vida de un personaje son las de la protagonista de la oscarizada Nomadland (2020). Fern, interpretada por Frances McDormand, pierde su empleo y su hogar después del colapso económico de una planta de yeso en una ciudad de Nevada, donde había vivido y trabajado durante años. La muerte de su esposo también contribuye a esta pérdida. Estas circunstancias la empujan a vender la mayoría de sus pertenencias y compra una furgoneta, convirtiéndose en una «nómada moderna» que viaja por el oeste de los Estados Unidos en busca de trabajos temporales para subsistir. Así, su vida cambiará radicalmente de una existencia estable y convencional a una vida de movimiento constante, en la que comenzará a apreciar la libertad y la comunidad con otros “nómadas”.
Misterios y Revelaciones
En otros casos, el detonante de tu historia no es tan transformador, pero tendrá implicaciones en la vida del protagonista. En muchas historias de suspense o misterio, el detonante es algo inexplicable o desconocido que requiere ser resuelto. Recientemente he visto la serie Under the Bridge (Bajo el Puente. 2024), basada en una historia real, en el que la desaparición y asesinato de la adolescente Reena Virk en British Columbia genera preguntas sobre la implicación de su grupo de amigos. Otro buen ejemplo es la película argentina El secreto de sus ojos (2009), que sigue a Benjamín Espósito (Ricardo Darín), un exagente judicial que investiga un caso de violación y asesinato ocurrido en la década de 1970 en Argentina. A medida que trata de resolver el caso, Espósito enfrenta obstáculos políticos y personales que le harán reflexionar sobre su propia vida y decisiones.
Otro de mis detonantes favoritos es una revelación importante que altera la percepción del protagonista sobre su mundo. En este caso, toma peso el factor sorpresa que redefine objetivos o relaciones. En Star Wars: El Imperio Contraataca (1980), por ejemplo, Luke descubre que Darth Vader es su padre, lo que acentúa la correlación entre el bien y el mal como hilo conductor de la serie de películas. Otro ejemplo es el de El sexto sentido (1999), en el que el niño protagonista, Cole, ve y habla con fantasmas desde el principio. Este descubrimiento actúa como el detonante de la trama, impulsando la historia hacia el desarrollo de su relación con el Dr. Crowe. En este caso, la sorpresa más grande llega al final de la película.
Retos y Encuentros Significativos
En muchas historias de superación, el detonante se presenta como un nuevo desafío. El reto promete crecimiento o cambio, y a menudo involucra riesgo. La serie The Queen’s Gambit (Gambito de dama, 2020), por ejemplo, sigue a Beth Harmon, una joven prodigio del ajedrez que enfrenta el desafío de competir en un mundo dominado por hombres y superar sus problemas personales y adicciones. Su viaje para convertirse en campeona mundial es el principal motor de la trama. En la literatura reciente encontramos ejemplos como el de The Midnight Library de Matt Haig (2020), en el que la protagonista, Nora Seed, se enfrenta al desafío de su vida cuando se encuentra en una biblioteca mágica que le permite experimentar diferentes versiones de su vida basada en decisiones no tomadas, o Klara and the Sun, de Kazuo Ishiguro (2021) en donde Klara es un robot de inteligencia artificial que desea comprender el amor y la conexión humana. Su desafío es adaptarse y superar sus limitaciones como un ser artificial en el complejo mundo de lo humano.
Por último, el detonante puede ser el encuentro con una persona, bien sea con alguien que se convierta en mentor o guía, o con la aparición de un villano o adversario. Por el lado más inspirador, por ejemplo, tenemos el caso de El Alquimista (1988), cuando Santiago se encuentra con Melquisedec, el Rey de Salem. Y por el lado más provocativo, podemos mencionar la aparición del Joker en Batman: El Caballero de la Noche (2008), un encuentro que definirá el conflicto de la historia.
En todos los casos – sorprendente o de relevación progresiva, transformador o sutil – el detonante de tu historia siempre es el disparador que impulsa la narrativa. Su clara identificación es la guía principal para el desarrollo de la trama y los personajes, y proporciona una dirección clara para la historia.
Cuando hablamos sobre historias de migración, es probable que pensemos en obras conmovedoras como Solito (2022), del poeta y escritor salvadoreño Javier Zamora. En esta obra autobiográfica, Zamora relata la travesía que realizó desde su pueblo natal a los Estados Unidos para reunirse con sus padres, cuando tan solo contaba con nueve años.
Durante las nueve semanas que duró el viaje, Zamora relata con tristeza y ternura las vivencias de un viaje dramático, en el que muchos de los migrantes que conoció murieron, fueron arrestados o simplemente desaparecieron.
Historias como la de Zamora exploran temas como el sacrificio y la desesperación por buscar nuevas oportunidades, así como el anhelo de volver al núcleo familiar. Pero, además, dan a conocer un contexto político y geográfico más amplio, en el que guerras como la de El Salvador y la pobreza rampante han generado olas de migrantes y desplazados internos en muchas zonas del planeta. Así, la historia de Zamora humaniza una crisis como la de los centroamericanos que están dispuestos a pasar todo tipo de penurias para emigrar hacia el Norte, aunque ese viaje ponga en peligro sus vidas.
La migración es un tema político candente en muchos países, y las historias de migración también ayudan a iluminar las implicaciones de las políticas migratorias. En 2019, la fantástica miniserie británica Years and Years exploró la distopía de un Reino Unido que en el futuro endurece sus leyes de inmigración y crea «campos de concentración» o «centros de trabajo» para migrantes, donde las condiciones son inhumanas. La historia de Viktor Goraya, un refugiado ucraniano, es particularmente emotiva y resalta la dirección draconiana que podrían tomar las políticas migratorias en un mundo cada vez más polarizado y autoritario.
Otra escalofriante historia que resalta el racismo, la xenofobia y la burocracia en las políticas hostiles de inmigración es Stateless (2020), otra miniserie de televisión que sigue la vida de cuatro personas atrapadas en un centro de detención de inmigrantes en el desierto australiano.
En concreto, la historia se centra en una mujer australiana que huye de una secta y acaba en el centro de detención después de ser confundida con una inmigrante ilegal un refugiado afgano que huye de los talibanes con su familia, en busca de una vida mejor en Australia: un guardia de seguridad que comienza a trabajar en el centro de detención para mantener a su familia, pero que pronto se enfrenta a dilemas morales y éticos; y la gerente del centro de detención que lucha por equilibrar la humanidad con las políticas estrictas del gobierno.
Exploración de la Identidad
Por otro lado, las historias de migración también celebran la globalización, la exploración de la identidad, o el logro de sueños laborales o académicos.
Brooklyn (2009), una novela de Colm Tóibín que se llevó al cine en 2015, es un buen ejemplo de historia que explora temas de identidad de una migrante irlandesa a Estados Unidos. Eilis Lacey es la joven que emigra a Brooklyn en la década de 1950 y debe equilibrar su nueva vida en Estados Unidos con su pasado en Irlanda.
La novela presenta la dualidad de identidad de Eilis mientras navega entre dos mundos. En Irlanda, es la hija obediente y la hermana menor, mientras que en Brooklyn, se convierte en una joven independiente que estudia y trabaja. A través de esta dualidad, la novela explora cómo el concepto de «hogar» puede ser tanto un lugar físico como un estado emocional (recientemente Colm Tóibín ha publicado la novela Long Island (2024) para seguir explorando estos temas en la vida adulta de Eilis).
Otras historias interesantes sobre esta exploración de la identidad del migrante incluyen a Minari (2020), la historia de una familia coreano-americana que se muda a una pequeña granja en Arkansas en busca del sueño americano; In the Heights (2021), la adaptación al cine del musical de Lin-Manuel Miranda que celebra la vida en un barrio predominantemente latino en Nueva York y aborda temas de identidad, pertenencia y sueños; y la serie de televisión Sort Of (2022) en la que Sabi Mehboob, una persona de género fluido y de origen paquistaní, tienen que conciliar las expectativas culturales y religiosas de su familia con su identidad de género y su vida en Canadá.
Celebración de la Diversidad
En el lado más positivo del espectro, las historias de migración también pueden contribuir a la diversidad cultural y al enriquecimiento de las sociedades receptoras. Estas historias promueven la comprensión y el respeto entre diferentes culturas.
Never Have I Ever (2020) por ejemplo, es una serie de Netflix creada por Mindy Kaling que sigue a una adolescente india-estadounidense. La serie explora temas de identidad cultural, integración y las experiencias de una primera y segunda generación de inmigrantes.
Otro ejemplo es Interior Chinatown de Charles Yu (2020). Ganadora del Premio Nacional del Libro, esta novela satírica explora la vida de un inmigrante chino en Estados Unidos, utilizando una estructura de guion de televisión. La historia celebra la diversidad cultural y critica los estereotipos en la representación de los asiáticos.
Sea cual sea el tono de estas historias, las narrativas de migrantes nos ayudan a comprender las complejidades de un mundo globalizado, y a ponernos en los zapatos de personas que, en muchos casos, se ven forzadas a abandonar sus países por falta de oportunidades, conflictos bélicos o persecución. Sus historias también nos abren una ventana a los problemas de identidad que origina el desarraigo, y a la dificultad de adaptarse a nuevas culturas que en muchos casos difieren de las de su origen.
En última instancia, contar estas historias nos brinda la oportunidad de promover una mayor comprensión, empatía y acción hacia los migrantes y las complejidades de sus vidas.
En mi último artículo exploré la riqueza narrativa que aporta un multiverso donde nuestros protagonistas tienen vidas paralelas. Pero ¿y si la realidad es una sola pero tiene diversas versiones según la perspectiva del personaje que las cuenta?
La figura del narrador inconfiable es fascinante porque, a la vez de darnos a conocer una historia, podemos sumergirnos en su psicología, dejando entrever sus miedos, deseos y sí, también sus distorsiones. Así, este tipo de narrador pone de relieve la naturaleza subjetiva de la realidad, y cómo la percepción individual puede influir en la interpretación de los hechos.
Tomemos como ejemplo a la narradora de El amante, de Marguerite Duras (1984). Desde la vejez, la mujer recuerda el apasionado romance que vivió como adolescente con un comerciante chino adinerado y mayor que ella en la Indochina francesa.
Esta novela semiautobiográfica podría fácilmente interpretarse como una historia de abuso a una menor, pero la distancia con la que la narradora recuerda los hechos recibe una interpretación distinta, la del despertar del deseo femenino.
Así describe Duras el primer encuentro en la habitación de los amantes:
Está muy atenta al exterior de las cosas, a la luz, al estrépito de la ciudad en el que la habitación está inmersa. El tiembla. Al principio la mira como si esperara que hablara, pero no habla. Entonces, él tampoco se mueve, no la desnuda, dice que la ama con locura, lo dice muy quedo. Después se calla. Ella no le responde. Podría responder que no lo ama. No dice nada. De repente sabe, allí, en aquel momento, sabe que él no la conoce, que no la conocerá nunca, que no tiene los medios para conocer tanta perversidad. Ni de dar tantos y tantos rodeos para atraparla, nunca lo conseguirá.
Es improbable que una niña de quince años tenga tanta seguridad de saber que nunca se enamorará de su amante, o que el comerciante chino estuviera tan ciegamente enamorado de su conquista desde un principio. Pero esta narradora improbable empodera a su adolescente, a pesar de su inexperiencia en el sexo y el amor, para convertirla en la persona que lleva la batuta en el romance, con pleno conocimiento y rotundidad. De hecho, la narradora proporciona a la menor pensamientos y formas de actuar de una mujer madura.
En obras que exploran el pasado, la memoria puede fácilmente difuminarse, y los narradores inconfiables proyectan en sus recuerdos su estado mental y emocional actual. No siempre es fácil reconocer a estas historias con narradores inconfiables, ya que el lector tiene una tendencia a confiar en lo que se le presenta desde una sola perspectiva. Pero si el lector es consciente, la presencia del narrador poco fiable añade complejidad, riqueza y profundidad a una obra literaria.
Cuando la Realidad Depende del Punto de Vista
Es más fácil desconfiar de un narrador cuando aparecen varios narradores en la historia, y la misma historia se perfila desde sus distintos prejuicios, creencias y perspectivas.
Un ejemplo de una obra reciente donde varios narradores cuentan la misma historia desde distintos puntos de vista es la novela La chica del tren (2015) de Paula Hawkins, que se llevó al cine al año siguiente con Emily Blunt como protagonista En esta historia de suspense psicológico, la trama se desarrolla a través de los relatos de tres narradoras principales: Rachel, Anna y Megan.
Cada una de estas mujeres ofrece su propia perspectiva sobre los eventos que rodean la desaparición de Megan, una joven que Rachel observa desde el tren todos los días. Los narradores tienen diferentes conexiones con los personajes involucrados y diferentes motivaciones personales, lo que influye en cómo interpretan los hechos y en lo que revelan al lector/espectador.
A medida que la historia avanza, las versiones de los eventos presentadas por cada narradora se entrelazan y a menudo contradicen, lo que lleva al lector/espectador a cuestionar la fiabilidad de cada narrador y a reconstruir la verdad detrás de lo que realmente sucedió. Esto fomenta un enfoque más crítico y activo por parte del lector, quien debe interpretar y reconstruir la narrativa.
Cuando el Narrador Inconfiable es una Revelación
Por último, la revelación gradual de la falta de fiabilidad del narrador puede ser una herramienta efectiva para el desarrollo de la trama. Puede crear giros y sorpresas que mantienen a los lectores interesados y comprometidos.
Por ejemplo, El talento de Mr. Ripley (1955) de Patricia Highsmith (llevada al cine en 1999 y como serie de Netflix en 2024) es una historia de suspense psicológico en la que el protagonista, Tom Ripley, es un asesino que suplanta identidades para estafar a sus víctimas.
Tom Ripley es el narrador principal de la historia, y a medida que la trama avanza, el lector/espectador comienza a darse cuenta de que Ripley es un mentiroso consumado y un manipulador experto, lo que afecta profundamente la forma en que presenta la historia al público y a otros personajes.
La revelación gradual de la falta de fiabilidad de Ripley como narrador crea giros y sorpresas que mantienen a los lectores en vilo. A medida que se descubren sus verdaderas motivaciones y sus acciones se vuelven cada vez más desesperadas, el lector se ve obligado a reinterpretar los eventos pasados a la luz de esta nueva realidad. Esta tensión entre lo que Ripley dice y lo que realmente hace es esencial para el suspenso y la intriga que caracterizan a la novela.
Otros famosos narradores improbables incluyen al Narrador de Fight Club (interpretado por Edward Norton en 1999), cuya verdadera identidad es uno de los giros más icónicos de la película; Nick y Amy Dunne, los dos narradores principales de Gone Girl (2012), que presentan versiones contradictorias de su matrimonio y la desaparición de Amy; y Arthur Fleck, el protagonista de Joker (2019), cuyas alucinaciones hacen que sea difícil distinguir entre lo que es real y lo que es producto de su mente perturbada.
Estos ejemplos muestran cómo la utilización de narradores inconfiables puede añadir suspense y profundidad tanto a las tramas cinematográficas como literarias.
Como amante de la buena ciencia ficción, estoy disfrutando la serie Dark Matter (Apple TV+), basada en el libro de Blake Crouch de 1996 con el mismo nombre. La historia se centra en personajes que viajan en un multiverso donde existen mundos paralelos. Cada mundo tiene sus propias condiciones físicas y los personajes se topan con versiones ligeramente distintas de sí mismos en cada mundo, alter egos que tomaron decisiones o caminos distintos a lo largo de sus vidas.
El concepto de vidas en mundos paralelos tiene una base científica, al considerarse una posibilidad física bajo las teorías de la inflación cósmica y la teoría de cuerdas. Exista o no, el multiverso es un recurso narrativo muy atractivo para los creadores de historias que buscan explorar temas como la identidad (¿Quién soy yo realmente en un universo con distintas versiones de mí mismo?), la ética (¿Cómo hubiera sido mi vida si hubiera tomado otras decisiones?), e incluso la espiritualidad y la religión (¿Dónde encaja Dios si la creación alberga mundos paralelos?).
Primeras Encarnaciones del Multiverso como Vidas Paralelas
Si bien el multiverso se ha puesto últimamente de moda en la ficción, mi primer recuerdo de una narrativa que explora existencias paralelas se remonta a 1991. La doble vida de Verónica («La double vie de Véronique») es una película francesa-polaca dirigida por Krzysztof Kieślowski. La película, no nos habla exactamente de dos mundos paralelos, sino de la vida de dos mujeres idénticas, Véronique y Weronika, que viven en diferentes países (Francia y Polonia, respectivamente). Estas mujeres nunca se conocerán pero sentirán una profunda conexión emocional y física entre sí.
La película profundiza en el concepto de la identidad dual y en la conexión metafísica con un otro yo. Esa conexión se materializa en una serie de coincidencias y paralelismos, así como en una cinematografía que utiliza los espejos, las ventanas y los reflejos como símbolos de la dualidad y la introspección.
Otra propuesta cinematográfica más comercial que empezó a usar el multiverso como recurso narrativo es Sliding Doors de 1998, una comedia romántica de Peter Hewitt que explora cómo un pequeño evento puede cambiar radicalmente el curso de una vida. La película sigue a Helen Quilley (interpretada por Gwyneth Paltrow) en dos realidades paralelas, una donde consigue tomar un tren y otra donde lo pierde. En este caso, la existencia de Helen en dos planos permite al personaje explorar dos destinos distintos, aunque con un denominador común (en las dos vertientes Helen decide rehacer su vida tras dejar una relación).
Más recientemente, otras historias notables de mundos paralelos incluyen a El Hombre en el Castillo de Philip K. Dick, libro (2011) y serie de televisión (2015) que explora una realidad alternativa, en la que los Aliados perdieron la Segunda Guerra Mundial, y Estados Unidos está dividido en dos, bajo las ocupaciones nazi y japonesa. En esta ocasión, el recurso del multiverso nos permite explorar alternativas a la historia, haciendo crítica a los sistemas de gobierno opresivos que tienen impacto negativo en la libertad y la moralidad humanas.
También cabe mencionar Donnie Darko (2001), una película de culto en la que el personaje interpretado por Jake Gyllenhaal experimenta visiones de un hombre en un traje de conejo que le informa que el mundo terminará en 28 días. A medida que la fecha se acerca, Donnie descubre la existencia de universos tangentes y viajes en el tiempo. Esta cinta explora la tensión entre el libre albedrío, el destino y la naturaleza del tiempo.
La Tecnología y los Mundos Virtuales
Con la llegada de la serie de películas de The Matrix (1999,2012,2021), precursora de series como Fringe (2008-2013), Doctor Who (2005-presente), o películas como Inception (2010) o Ready Player One (2018) , la tecnología hace posible el contacto con realidades virtuales o paralelas. En estos casos, la realidad virtual facilitada por la tecnología parece real pero no lo es. Así, la serie de películas de The Matrix nos presentan un dualismo entre el mundo real y el mundo simulado, reflejando conceptos filosóficos y religiosos de la dualidad entre cuerpo y alma, y el mundo material versus el espiritual. Neo, el protagonista de The Matrix, es una metáfora del despertar a una realidad oculta y de la búsqueda de la verdad. Ese despertar se manifiesta a través de la decisión de tomar la «píldora roja» que le permite ver la verdadera naturaleza de su existencia.
Pero tal vez sea Everything Everywhere All at Once (Todo en Todas Partes al Mismo Tiempo), la película ganadora del Oscar en 2022, la responsable de que el multiverso como recurso narrrativo se haya puesto en boga. La historia sigue a Evelyn Wang (interpretada por Michelle Yeoh), una inmigrante china en Estados Unidos que lucha por mantener su lavandería familiar mientras lidia con problemas con su esposo Waymond (Ke Huy Quan), y con su hija Joy (Stephanie Hsu., Durante una visita al IRS, Evelyn es contactada por una versión alternativa de su esposo Waymond de un universo paralelo. Él le explica que existen múltiples universos y que ella es la clave para salvar el multiverso de una amenaza inminente.
En ese caso, el multiverso es una técnica narrativa que permite a la protagonista encontrar sentido a la vida en un universo infinito de posibilidades. Específicamente, Evelyn encontrará el significado en los pequeños momentos de amor y conexión, y descubrirá su capacidad de influir en su destino y realizar su propio potencial.
Otros ejemplos recientes de multiversos en la ficción incluyen la serie Stranger Things (2016-presente), en la que un grupo de niños en los años 80 se enfrenta a fenómenos paranormales y criaturas de una dimensión oscura llamada «The Upside Down»; la serie La Periferia (2022), en la que una gamer de realidad virtual recibe una conexión con una realidad alternativa en un Londres futurista; Star Treck Discovery (2017), en las que los viajes al Universo Espejo permite a los personajes y a la audiencia explorar y cuestionar los valores de la Federación, como la diplomacia, la igualdad y la moralidad, en contraste con el régimen opresivo y despiadado del Imperio Terrano; o varias de las secuelas de Spiderman: Into the Spider-Verse (2018) y No Way Home (2021).
A medida que nuestras narrativas ganan en complejidad y sofisticación, el multiverso ofrece nuevas posibilidades para explorar temas de calado como la identidad, el destino o la interconexión de nuestras vidas. Pero sobre todo, nos permite usar la imaginación y la innovación narrativa para abordar inquietudes existenciales de siempre desde una nueva perspectiva.
El Arte de la Novela (1884) de Henry James (1843-1916) es uno de los ensayos más significativos de la teoría literaria y un referente indiscutible para el contador de historias moderno. James escribió este ensayo como réplica a una conferencia con el mismo nombre de Walter Besant, en la que sostenía que la ficción tenía reglas y técnicas específicas que los escritores debían seguir.
James argumenta todo lo contrario: el novelista debe gozar de total libertad creativa para crear e impregnar sus obras de un estilo propio, sin encorsetarse en ningún parámetro. Este planteamiento contrastaba con el realismo y naturalismo que imperaba en la época, en la que escritores como Émile Zola en Francia y George Eliot en Inglaterra abogaban por un enfoque científico y detallado en la representación de la realidad.
«Una novela es, en su definición más amplia, una impresión personal de la vida; eso, para empezar, constituye su valor, que es mayor o menor según la intensidad de la impresión. Pero no habrá intensidad alguna, y por lo tanto ningún valor, a menos que exista libertad para sentir y decir. Trazar una línea a seguir, un tono a tomar, una forma a completar es una limitación de esa libertad y una supresión de aquello que más nos interesa (…) La ventaja, el lujo, así como el tormento y la responsabilidad del novelista, es que no hay límite para lo que puede intentar como ejecutante: no hay límite para sus posibles experimentos, esfuerzos, descubrimientos, éxitos.»
Experiencia Humana con Imaginación
A pesar de creer en la libertad, Henry James encuentra valor en la experiencia personal como punto de partida para la construcción de la historia moderna. Los contadores de historias deben observar la vida real y hacerse eco de sus propias experiencias para dar autenticidad a sus historias.
«La única razón de ser de una novela es que intenta representar la vida. Cuando abandona este intento, el mismo intento que vemos en el lienzo del pintor, habrá llegado a un punto muy extraño. ¿Qué significa la representación de la vida? Significa, sobre todo, tratar de capturar el color de la vida misma; significa tratar de ser fiel a la complejidad de la experiencia humana, a la realidad de los personajes y sus interacciones. El éxito de una obra de ficción depende de la intensidad de este intento de representar la vida, y el punto de vista desde el cual se ve esta vida es lo más importante.»
La libertad creativa del escritor llega de la mano de la imaginación; aunque la realidad proporciona la materia prima, es la imaginación del escritor la que transforma estos elementos en arte.
«La experiencia nunca es limitada, y nunca está completa; es una inmensa sensibilidad, una especie de enorme telaraña, hecha de los hilos más finos de seda, suspendida en la cámara de la conciencia y atrapando cada partícula en el aire en su tejido. Es la misma atmósfera de la mente; y cuando la mente es imaginativa —aún más cuando se trata de la mente de un hombre con ingenio—, se apropia de los más leves indicios de la vida, y convierte los mismos impulsos del aire en revelaciones.»
James defendía una técnica narrativa que daba importancia al punto de vista y la conciencia de los personajes, un enfoque que difería de la narración omnisciente más común en su tiempo. Su énfasis en «mostrar, no contar” y en el desarrollo de personajes multidimensionales influenció profundamente a escritores como James Joyce, Virginia Woolf y Marcel Proust, quienes perfilaban personajes complejos con profundidad psicológica. Así, El Arte de la Novela anticipa muchas ideas que serían centrales para el modernismo literario.
«La casa de la ficción no tiene, en resumen, una sola ventana, sino un millón; un número de posibles ventanas que no se puede calcular, más bien; cada una de las cuales ha sido perforada, o todavía puede ser perforada, en su vasta fachada, por la necesidad de la visión individual y por la presión de la voluntad individual. Estas aberturas, de formas y tamaños disímiles, se asoman, todas juntas, a la escena humana, y podríamos haber esperado de ellas una mayor uniformidad en los informes de lo que encontramos. Son, individualmente o en conjunto, como nada sin la presencia apostada del observador, sin, en otras palabras, la conciencia del artista.»
Sin Reducción Moralista
Otro rasgo que diferenciaba a James de sus contemporáneos era la interpretación no moralista de la novela. Su enfoque era que la literatura debía reflejar la complejidad moral de la vida sin necesidad de impartir una lección directa.
«Pero la única condición que puedo pensar para la composición de la novela es, como ya he dicho, que sea interesante. Esta libertad es un espléndido privilegio, y la primera lección del joven novelista es aprender a ser digno de ella. ‘Disfrútala como se merece’, le diría; ‘apodérate de ella, explórala hasta su máximo alcance, revélala, regocíjate en ella. Toda la vida te pertenece, y no escuches ni a aquellos que te encerrarían en rincones de ella y te dirían que solo aquí y allá habita el arte, ni a aquellos que te persuadirían de que este mensajero celestial vuela fuera de la vida por completo, respirando un aire superfino y apartando la cabeza de la verdad de las cosas.»
Así, el «sentido moral» de una historia moderna para Henry James es el impacto que tiene en el lector, y no está anclada en ningún código prestablecido sino en la libertad creativa del artista.
«En el esfuerzo por interesar, y en la obligación de interesar vívidamente, la apelación al principio de una moralidad interna está, por supuesto, siempre a mano, pero no es la última palabra en el asunto, pues no llega muy lejos. No hay nada en el mundo menos material, en el sentido de ser un hecho, que el espíritu de una obra de arte; y, sin embargo, nada tan sujeto a observación. La moralidad entra al final, entra incidentalmente y bajo la forma de libertad. La libertad en cuestión es la libertad del artista, es en eso en lo que todo se basa. El sentido moral en una obra es aquello que nos impacta directamente como operativo, donde se realiza la libertad del artista.»
Son pocos los escritores cuyo nombre se ha llegado a adjetivar para denotar características de su estilo literario. Uno de ellos es Franz Kafka (1883-1924), cuyo mundo “kafkiano” fue tan particular que, a cien años de su muerte, se ha convertido en calificativo de situaciones absurdas y angustiosas.
Franz Kafka nació en Praga en el seno de una familia judía de clase media. Después de graduarse en Derecho de la Universidad Alemana, trabajó en varias compañías de seguros, lo cual le permitió mantener una estabilidad económica y tiempo para dedicarse a la escritura. Aunque en vida publicó poco, su influencia creció exponencialmente después de su muerte.
En obras como La Metamorfosis (1915), El Proceso (1925) o El Castillo (1926), las historias de Kafka se mueven entre la realidad y el surrealismo para explorar temas como la burocracia opresiva, la alienación, el absurdo, el miedo y la ansiedad existencial.
La Angustia de Vivir en un Mundo Hostil
En su obra maestra La Metamorfosis, por ejemplo, el personaje principal Gregor Samra despierta un día en la cama convertido en un insecto gigante. La transformación de su cuerpo le causa miedo, pero lo más absurdo de la historia no es este cambio, sino la angustia de no poder llegar al trabajo a tiempo.
«Al despertar Gregor Samsa una mañana, después de un sueño intranquilo, se encontró sobre su cama convertido en un monstruoso insecto. Estaba echado sobre su espalda dura como un caparazón y, al levantar un poco la cabeza, vio su vientre abombado, oscuro, surcado por curvadas callosidades, sobre el que la colcha apenas podía mantenerse a punto de resbalar definitivamente. Sus numerosas patas, ridículamente pequeñas en comparación con el grueso volumen de su cuerpo, se agitaban desamparadas ante sus ojos.»
Los personajes de Kafka suelen enfrentarse a estas situaciones ridículas solos, y se suelen sentir desorientados en un mundo caótico, opresivo y hostil. En El Proceso, Josef K., el protagonista, es arrestado sin causa aparente y sin haber cometido ningún delito. La extraña interrupción de su rutina matutina y la presencia de personas desconocidas en su casa aumentan la sensación de desconcierto y alienación. Esta escena establece el tono de la novela, donde K. se enfrenta a un sistema judicial absurdo y opresivo, encapsulando la experiencia kafkiana de enfrentarse a fuerzas incomprensibles y deshumanizadoras.
«Alguien tenía que haber calumniado a Josef K., pues sin que él hiciera nada malo, una mañana fue arrestado. La cocinera de la señora Grubach, su casera, que todos los días le traía el desayuno a las ocho, esta vez no vino. Eso no había sucedido nunca. K. esperó todavía un rato, miró desde su almohada a la anciana que vivía frente a él y que lo observaba con una curiosidad completamente inusitada; luego, sorprendido y a la vez hambriento, tocó la campanilla. Al instante llamaron a la puerta y entró un hombre al que jamás había visto en aquella casa.»
La Pesadilla de la Modernidad
La alienación es un tema central en la obra de Kafka, como reflejo de la experiencia del individuo en la sociedad moderna. A medida que los gobiernos y las corporaciones crecían a principio de Siglo, Kafka capturó como pocos escritores la desorientación de muchas personas al enfrentarse a nuevas realidades tecnológicas y sociales, y a instituciones cada vez más frías y burocráticas. En particular Kafka, como judío en una Praga de mayoría cristiana, se sintió a menudo un extraño en el contexto del antisemitismo creciente en Europa.
En El Castillo, por ejemplo, el protagonista K. llega a un pueblo dominado por un misterioso castillo. K. ha sido contratado para trabajar como topógrafo, pero pronto descubre que las autoridades del castillo lo han llamado por error y que no se le ha asignado ningún trabajo real. A pesar de esto, K. decide quedarse en el pueblo y luchar por el reconocimiento de su empleo.
El castillo es un símbolo de autoridad y burocracia, y sus funcionarios ejercen un férreo control sobre la vida de los habitantes del pueblo. Mientras tanto, K. lucha contra la ambigüedad y la arbitrariedad de las reglas del castillo, así como contra la alienación y la falta de sentido de su propia existencia.
«—Usted no tiene permiso para estar en la aldea —dijo el guardia—. No obstante, se le ha permitido quedarse hasta que reciba nuevas órdenes del castillo.
—¿Y quién me ha dado permiso para quedarme? —preguntó K., sin apenas prestar atención a lo que decía, pues toda su atención estaba concentrada en el castillo.
—Eso no lo sé —dijo el guardia—. Posiblemente el señor con el que habló esta mañana. Pero, en cualquier caso, ahora se trata de lo siguiente: si usted no tiene el permiso del castillo para permanecer en la aldea, debe irse inmediatamente.
—Entonces iré al castillo —dijo K.— para obtener ese permiso.
—No se lo aconsejo —dijo el guardia—. La entrada en el castillo está prohibida a los forasteros.»
Kafka murió de tuberculosis a los 40 años en un sanatorio en Kierling, cerca de Viena. Antes de morir, Kafka pidió a su amigo y editor Max Brod que destruyera todos sus manuscritos inéditos, pero Brod decidió publicarlos, asegurando así el legado literario de Kafka. Hoy se le considera uno de los escritores más influyentes del Siglo XX.
¿Qué es Moby Dick? ¿Estaba loco Don Quijote? Las novelas más trascendentales no siempre tienen una interpretación clara y definitiva, como argumenta el escritor Javier Cercas en su serie de ensayos ¨El punto ciego¨ (2016).
Estos ensayos nacieron como un ciclo conferencias que el autor dio en la Universidad de Oxford sobre la naturaleza de la novela y lo que la convierte en un género literario que puede llegar a ser profundo y trascendental.
Se trata de una moderna tradición de novelas, que abarca desde las más antiguas hasta las más recientes, desde las más soberbias —el Quijote, Moby Dick o El proceso— hasta las más humildes: las que yo he escrito, por no ir muy lejos. En el centro de estas novelas hay siempre un punto ciego, un punto a través del cual no es posible ver nada.
Cercas argumenta que toda novela tiene un ¨punto ciego¨ que le confiere complejidad y que está sujeto a muchas interpretaciones. Las buenas historias, así, se convierten en una exploración de la verdad para el escritor, un viaje que no tiene un destino marcado y definitivo.
En cierto modo el mecanismo que rige las novelas del punto ciego es muy similar, si no idéntico: al principio de todas ellas, o en su corazón, hay siempre una pregunta, y toda la novela consiste en una búsqueda de respuesta a esa pregunta central; al terminar esa búsqueda, sin embargo, la respuesta es que no hay respuesta, es decir, la respuesta es la propia búsqueda de una respuesta, la propia pregunta, el propio libro. En otras palabras: al final no hay una respuesta clara, unívoca, taxativa; sólo una respuesta ambigua, equívoca, contradictoria, esencialmente irónica, que ni siquiera parece una respuesta y que sólo el lector puede dar.
Al igual que Cercas, escritores como Kundera, Borges, Faulkner o Vargas Llosa tienen una visión de la novela que puede revelar verdades profundas y complejas sobre la condición humana a través de la ficción. Vargas Llosa, por ejemplo, abordó esta dimensión de la novela en su libro de ensayos “La verdad de las mentiras” (1990). La «mentira» de la literatura, según él, permite explorar verdades profundas y múltiples posibilidades de la existencia.
La literatura no nace para consignar hechos, sino para contarlos, que es algo muy distinto. En la vida real las cosas ocurren una sola vez, y el destino de los seres humanos es único e irreversible. Pero en la ficción, las cosas ocurren de una manera diferente: el tiempo puede detenerse o retroceder, acelerarse o repetirse hasta el infinito, y los personajes no están sujetos a las reglas ineludibles de la naturaleza y de la historia, sino a las de la imaginación. La mentira de la literatura nos muestra así una verdad que las ciencias y otras disciplinas no pueden o no se atreven a mostrar: que la vida humana tiene muchas dimensiones, muchas posibilidades que la realidad niega, pero que son, sin embargo, profundamente verdaderas.
La Novela Como Reflexión Moral
A diferencia de historias en formatos más breves, la novela permite al autor construir una narrativa que abarca mucho más que la interpretación literal de lo que se nos cuenta. Escritores como Cercas sostienen que la novela encierra una historia detrás de la historia, planteando preguntas éticas y morales que incitan al lector a reflexionar sobre cuestiones más trascendentales.
Mi padre solía decirme que la vida es un puñado de preguntas sin respuesta, y cuanto más tiempo pasa, más claro tengo que tenía razón. Por ejemplo: ¿por qué, si el género humano ha sido capaz de inventar las sinfonías de Beethoven o las tragedias de Shakespeare, sigue siendo incapaz de evitar las guerras? ¿Por qué, si podemos enviar una nave a Marte, no podemos encontrar la cura para el cáncer? ¿Por qué, si somos capaces de tanto, somos también capaces de tanto mal?
Una de mis novelas favoritas que explora temas morales es ¨Ensayo sobre la ceguera¨(1995) de José Saramago. En la novela, Saramago usa la trama de una epidemia de ceguera repentina para explorar temas como la vulnerabilidad humana, la solidaridad y la corrupción moral.
La ceguera no es otra cosa que la incapacidad de ver, pero si una persona puede ver, y no ve, entonces ha habido una ceguera peor, porque ha habido una ceguera interior. La persona ciega tiene la excusa de la ceguera, el otro no tiene ninguna excusa.
Otro de mis escritores favoritos, Javier Marías, hace reflexiones que van más allá de la historia aparente en sus novelas. En «Corazón tan blanco» (1992), por ejemplo, Marías explora temas como la traición y la naturaleza del conocimiento a través de la historia de un hombre que descubre un oscuro secreto en el pasado de su esposa.
A veces tengo la sensación de que nada de lo que sucede sucede, de que todo ocurrió y a la vez no ha ocurrido, porque nada sucede sin interrupción, nada perdura ni persevera ni se recuerda incesantemente, y hasta la más monótona y rutinaria de las existencias se va anulando y negando a sí misma en su aparente repetición hasta que nada es nada ni nadie es nadie que fueran antes, y la débil rueda del mundo es empujada por desmemoriados que oyen y ven y saben lo que no se dice ni tiene lugar ni es cognoscible ni comprobable.
El Poder Transformador de la Literatura
Así me imagino al escritor de novelas: como una persona que se enfrenta a una página en blanco (ahora es mucho más probable que sea una pantalla) con cientos de preguntas sin respuesta, pero con un ovillo de ideas que intentará deshilachar en búsqueda de algún atisbo de verdad en sus entresijos. Para el novelista, su historia encierra otra historia por descubrir, tanto para él como para el lector.
Así, tanto el escritor como el lector se embarcan en un trayecto hacia una comprensión más profunda del mundo y de sí mismos. Igual que la historia que se plasma sobre el papel, el autor y el lector evolucionan y cambian, no de forma radical, pero al menos con una comprensión diferente de quiénes son y de su entorno. Si la novela te inquieta, te conmueve y te hace pensar, al menos ha logrado despertar nuevas sensaciones y un entendimiento más profundo de tu propia humanidad.
Escribir una novela consiste en plantearse una pregunta compleja para formularla de la manera más compleja posible, no para contestarla, o no para contestarla de manera clara e inequívoca; consiste en sumergirse en un enigma para volverlo irresoluble.